¿Quién no conoce hoy el ChatGPT? ¿Quién no lo ha utilizado? Esta nueva tecnología atenta con transformar la manera como los humanos manejamos el conocimiento y nos comunicamos.
Nuestra especie es la única capaz de crear cosas nuevas cada vez. Es la única que tiene las habilidades de imaginar e innovar. Cuando inventamos la imprenta, en el Siglo 15, aprendimos a compartir pensamientos como nunca antes lo habíamos hecho. Esto detonó el desarrollo de las ciencias y las artes de manera exponencial.
Desde que inventamos la imagen digital y el Internet, hace apenas unas décadas, la velocidad de compartir el pensamiento y la información se ha multiplicado exponencialmente, propiciando el desarrollo y la aplicación del conocimiento humano a niveles que hace poco eran inconcebibles.
Ahora nos encontramos frente a este nuevo invento, que apenas se hizo público hace unos pocos meses. El ChatGPT procesa, condensa y elabora conocimiento. Quienes lo utilizamos sabemos que puede crear cosas que no entendemos. Le hacemos preguntas sobre cualquier tema y nos contesta con respuestas que pueden ir más allá de nuestra comprensión. Si el asunto no lo dominamos bien, podemos cuestionarle hasta llegar a niveles más profundos que nuestro entendimiento no alcanza.
El ChatGPT es apenas la primera versión que han puesto a nuestro alcance, pero las siguientes versiones serán muy superiores, y podrán elaborar conocimientos aún más extensos y profundos. Ahora la base de conocimiento se basa en 75 millones de elementos. Las que siguen se sustentarán en trillones de ellos.
Estas herramientas de Inteligencia Artificial Generativa nos exigirán aprender mucho para saber aprovecharlas. No estamos preparados para ello. Ahora contamos con esta variante que la compañía OpenAI ha puesto gratuitamente en nuestras pantallas. Más nos vale apurarnos a visualizar el impacto que ella y las que siguen tendrán en cada una de nuestras industrias, procesos, funciones y mercados.
Los procesos cognitivos son las operaciones mentales que realiza el cerebro para procesar información. Mediante estas operaciones, el cerebro trabaja con la información que le rodea, la almacena y la analiza para tomar las decisiones correspondientes.
Estos procesos incluyen la percepción, el lenguaje, la memoria, la creatividad, el pensamiento y la atención. Gran parte del esfuerzo que hoy hacemos para analizar, sintetizar y tomar decisiones, depende de esos procesos. Las herramientas de la Inteligencia Artificial Generativa nos ahorrarán gran parte del trabajo que en esos procesos hoy ponemos a prueba en cada decisión que tomamos.
Sin mucho especular podemos prever el impacto inmediato que tendrá la nueva tecnología. Todos los procesos de investigación, redacción, presentación, comunicación oral y escrita, y muchos más, sufrirán profundos cambios.
Las industrias de la educación, la editorial, el marketing y la publicidad, la consultoría y servicios legales, la inmobiliaria, la de servicios financieros, la industria de la salud y un largo etcétera. Todas ellas serán fuertemente transformadas en corto tiempo. A la larga todas las actividades humanas sentirán su impacto.
Todos tendremos que ponernos las pilas y evolucionar al ritmo que nos están tocando. Más vale adelantarnos y empezar a estudiar cómo sacarle provecho. A medida que sus capacidades se multipliquen, redefinirán la manera como gestionamos el conocimiento, acelerarán los cambios de nuestras realidades y transformarán todo el quehacer y la convivencia de la humanidad.
Si pretendemos abordar esta revolución exitosamente, tendremos que desarrollar nuevas maneras de pensar y actuar en conjunción con máquinas cada vez más inteligentes. Sin duda este es el gran reto de la Era de la Inteligencia Artificial.
¿Qué esperamos para reunirnos con nuestros equipos de trabajo para definir cómo vamos a aplicar la Inteligencia Artificial Generativa a nuestras empresas? Tenemos que subirnos rápido a la ola. Ya vamos tarde.
Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois