Dentro de las singulares figuras evangelizadoras llegadas a nuestra tierra, trayendo, junto a la semilla de la Buena Nueva, los inicios de una cultura, que germinaría con el nacimiento del mestizaje, hasta formar la identidad de una raza nueva en el nuevo mundo, sin duda sobresale, entre otros, la figura de Vasco Vázquez de Quiroga y Alonso de la Cárcel, mejor conocido como Vasco de Quiroga.
Vasco de Quiroga, castellano de origen, nació entre 1477 y 1479, su familia tenía procedencia gallega, llegó a la Nueva España pata ejercer el oficio de jurista, pero estaba destinado para dejar una huella indeleble e inspiradora a causa de su sensibilidad, al percibir el clima de pobreza y marginación en los naturales de estas tierras.
Habiendo pasado por las aulas de la prestigiosa Universidad de Salamanca, donde estudió jurisprudencia, mientras la institución le brindaba la oportunidad de penetrar en el humanismo cristiano, el cual posteriormente proyectaría, en su intensa obra como pastor de la viña a él encomendada.
Recomendado por el Obispo de Badajoz, el Rey Carlos V lo nombró oidor de la segunda Audiencia de México.
En su nuevo destino contempló de cerca la realidad de la pobreza a la cual habían sido reducidos los habitantes de estas tierras, por causa de la voracidad ambiciosa de muchos conquistadores, sintió el impulso de darles algún alivio, decidiendo fundar un hospital, llamándolo de Santa Fe, ubicado a cierta distancia de la Ciudad de México, lo cual le acarreó un conflicto con sus conciudadanos, al ver crecer ahí una comunidad, deterioro de la urbe metropolitana.
En 1535, cuando había decidido seguir la vocación a la vida clerical, ante la renuncia al cargo de Obispo de Michoacán de Luis de Fuensalida, uno de los llamados primeros 12 apóstoles de México, fray Juan de Zumárraga lo propuso para ese cargo, para entonces solo había recibido la tonsura, el mismo Obispo Zumárraga los ordenó sacerdote en 1538 y posteriormente, el 4 de enero de 1539, lo consagró Obispo.
Ya en su Diócesis, empezó una intensa obra evangelizadora y de promoción humana, empezando por la construcción del Hospital de San Nicolás, en donde pudo hacer realidad sus proyectos evangelizadores, en los cuales el mensaje cristiano era convertido en vida fraterna y ayuda mutua.
Continuó con la construcción de hospitales, extendiendo su obra en un trabajo educativo, donde además del estudio se enseñaban artes y oficios, a cambio de ello se trabajaba un tiempo determinado y con los frutos de ese trabajo eran cubiertos los gastos de mantenimiento de los hospitales y las escuelas.
Esta obra aún perdura y es posible contemplarla en nuestros días, observando cómo en cada lugar se especializaron en un oficio diferente, por esta razón, los naturales con una expresión de aprecio lo empezaron a llamar Tata Vasco, pues con su obrar lo sentían como un verdadero padre.
Escribió algunas obras, por las cuales fue acusado de tener errores doctrinales, pero después de un proceso, el fraile agustino Alonso de la Veracruz demostró la ortodoxia de sus escritos.
Finalmente, en una visita pastoral, falleció, en la ciudad de Uruapan y sus restos se encuentran en la Basílica de María Inmaculada de la Salud, en Pátzcuaro.
El 21 de diciembre del 2020 fue declarado Venerable, dentro del proceso para su canonización.