Padre Amador Campos Serrano
Cautivada por el realismo trágico que continuamente embarga a los seres humanos, Svetlana Alexiévich, a través de su profesión de periodista, presenta una visión del diario acontecer de nuestro mundo, plasmado a la manera de denuncia.
Portadora de talento literario, lo pone, no al servicio de una ficción que ciertamente enfrenta perjuicios y atavismos, sino de una hiriente realidad, con nombres y apellidos, sin tener que camuflajearlo con una ficticia obra.
Svetlana encarna su investigación periodística en las realidades concretas, pretendiendo dar voz a quienes conviven y sobreviven con la tragedia, sin perderse en las especulaciones del aparato sensacionalista de la llamada noticia de cuatro columnas, cuyo efecto desaparece con la llegada de otro hecho de semejante sensacionalismo.
Se convierte así en voz de quienes, sin tenerla, han sufrido consecuencias, como es el caso del desastre nuclear de Chernóbil, que aparece en su obra o en otros eventos como la guerra entre Rusia y Afganistán.
Incursionando en el ambiente del drama, los escritos de Svetlana cobran vida en el momento que sus protagonistas, a través de ella, llegan a revivir las experiencias en las cuales fueron participantes.
Nacida en la antigua Unión Soviética, en un pueblo de Ucrania llamado Stalisnav, el 31 de mayo de 1948, su desarrollo lo vivo en Bielorrusia. De sus padres solo se sabe que él era un militar bielorruso y ella de nacionalidad ucraniana.
Fue Alés Adamovich, quien la introdujo en el estilo que él llamaba novela colectiva, entre otras denominaciones, la cual encaja como un camino intermedio, a base de testimonios, entre el periodismo y el drama literario. Entre sus obras están: La guerra no tiene rostro femenino; Los ataúdes de zinc; Las voces de Chernóbil y El final del Homo Sovieticus. Podríamos concluir que su obra es una crónica de los dramas personales de su patria.
El pasado jueves 10 de diciembre le fue entregado el Premio Nobel de Literatura a esta singular escritora, que además de ser apenas la mujer número 14 que lo recibe en la historia de esta distinción, es la primera que con un trabajo periodístico se hace merecedora de recibirlo.
Al obtener el Premio Nobel, Svetlana Alexiévich expresó la razón de su estilo y de su vocación al periodismo.
“He escogido un estilo donde las voces humanas hablen por sí mismas”.