San José, padre y esposo en La Sagrada Familia

EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

    Modelo del padre de familia, San José vivió el amor del Padre Eterno, en una entrega total a su familia, ejerciendo una autoridad sin actitudes protagónicas en el ámbito de una justa santidad, en la cual no fue necesario la realización de milagros, pues su vida entera fue un completo milagro.

    Comúnmente calificado, tan solo, como el esposo de María, aceptó la responsabilidad de un papel secundario, asimilando la virtud de María, desde la incógnita de la paternidad de su hijo Jesús.

    Aun cuando sabemos que él no era el padre biológico natural de Jesús, siendo esto, desde su concepción hasta su nacimiento, una obra del Espíritu Santo y por lo tanto él era Hijo de Dios, José acepta su papel de conducir y guiar el desarrollo humano de Jesús.

    En su vida, este santo nos muestra el invaluable y sublime valor de la vida del matrimonio, afrontando las vicisitudes inherentes a él, aun desconociendo el misterio de los designios del plan de Dios.

    Como esposo legítimo y verdadero de María, José es legítimo padre de Jesús, más allá de las elucubraciones teológicas del ser Jesús real Hijo de Dios, pues el fruto plantado en la viña a él entregada era su propiedad.

    María y Jesús, en el aspecto humano, no se podrían entender sin la presencia de José, como no se puede una esposa sin un esposo o un hijo sin un padre, de este modo José es el auténtico esposo de María y el padre de Jesús, no por un puro convenencialismo, es una vuelta a los orígenes de la obra de Dios, narrada en el Sagrado Texto, el cual, al crear al ser humano, los creó hombre y mujer, dando inicio y dirección a la presencia de la humanidad en este mundo.

    Según el presbítero Leandro Bonnin, José es la representación de un icono sensible del infinito amor del Eterno Padre, pudiéndolo considerar como una encarnación de los atributos y perfecciones de la presencia protectora de su amor, dirigido a Jesús y en Él, a quienes con Él se identifican.

    De esa manera se convierte en la protectora imagen de la presencia divina, custodio de su Divino Hijo y de su madre, desde un abnegado silencio, en el cual renuncia al pretendido derecho de abarcar toda la vida de su hijo, ejerciendo una paternidad, basada en el respeto a la libertad del ejercicio de su hijo a ejercer su misión.

    ¿Quiénes son mi madre y quiénes son mis hermanos?, los que cumplen la voluntad de Dios, esos son mi madre y mis hermanos, esta alusión expresada en las enseñanzas de Jesús pudiera ser considerada como una alusión a la actitud de la vida de José, quien, al cumplir la Divina Voluntad, no exigió un lugar central y con humilde actitud lo cedió a María y a Jesús, aunque sin renunciar a su experiencia paterna, asumiendo con agrado esta responsabilidad.

    Desde la austeridad de su silencio, José es el modelo paterno para las familias de nuestros días, el padre que no impone sus sueños personales en la realización de su hijo, sino quien, orientándolo, permite al hijo la realización de sus propios sueños.