Pueden ser la causa de todos los males o hacer la vida tranquila y feliz, sin duda un tema que todos debemos hacer parte de nuestra vida individualmente y más dentro del matrimonio, facilita muchas cosas, pero sobre todo influye en la relación, no solo con el cónyuge, también con los hijos a los que hay que enseñar desde pequeños que el dinero no aparece mágicamente, necesita trabajo, esfuerzo y cuidado.
En el siglo pasado las mujeres “no trabajaban” -ganando dinero-, trabajaban ahorrándolo con su trabajo que nadie veía ni apreciaba, mi suegra y mi mamá seguro nunca pusieron un pie en un banco ni tuvieron cuenta de cheques, supongo que las dueñas de algún capital o negocio lo harían, muchas como la mía cosía ajeno, pero escondía cuando mi padre llegaba porque eso era muy mal para su ego, como echarle en cara y que el resto de la gente supiera que no era capaz de mantener a su familia. “Eufemia ahí te dejo estos tres pesos paga la comida, el teléfono y la luz”, algo así dice la canción y no era invento de compositor.
Pero resulta que ya muchas “trabajan” por un sueldo y se acostumbran a usarlo como le da la gana igual que él, aunque sería aconsejable que aprendieran de finanzas desde que comienzan a percibir un sueldo, el hecho es que vivimos en una sociedad que tiene una visión individualista de las cosas, es fácil que se piense en llevar todo por separado incluyendo las cuentas, y claro en cumplirse los antojos y gustos primero.
La falta de entrenamiento sobre el dinero y una adecuada administración compartida son motivo de conflictos matrimoniales y familiares, y de fácil solución si se habla desde pronto en una relación que va por el camino de juntos.
Siguiendo algunos principios financieros básicos se puede en pareja ayudarse a vivir mejor haciendo buen uso de los recursos con amor y sabiduría, si dos personas van por separado a largo plazo terminan separadas, es más saludable no solo tener un fondo conjunto, también trazarse los mismos objetivos partiendo de una visión ordenada sobre el dinero, lo que lleva a tratarlo como un recurso y no un fin en sí mismo para ubicarlo allí donde están nuestros valores.
Para lo cual será útil responderse: ¿Cómo entiende el dinero y que significa para cada uno? ¿Lo asocian a seguridad, status, libertad, control, aceptación, felicidad? ¿Qué tipo de valores se reflejan en las cosas que compran? ¿Son conscientes de que compartir recursos financieros es una obligación para construir una cultura de amor?
El consumismo, el deseo de adquirir, es perjudicial para la vida familiar y sin darse cuenta muchos cónyuges prefieren los bienes materiales al bienestar de su matrimonio e hijos, no debemos olvidar que siempre estamos educando o deseducando a los hijos que terminarán siendo exigentes porque no se les exige nada y se les da todo, cuidado en que terminen pensando que valen por lo que tienen y no por lo que son como personas y viendo a los que no tienen como inferiores.
Conveniente ponerse como meta elaborar un plan presupuestario juntos, presupuesto es un método para dar seguimiento del dinero ganado y gastado, un sistema simple y flexible que permite vivir dentro de las posibilidades de la familia, ayuda a aprovechar al máximo el dinero al mismo tiempo a tomar medidas bien pensadas para alcanzar las metas que son importantes para la familia.
El dinero debe dirigirse a donde sea más beneficioso para la familia en ese sentido contar con presupuesto facilita planificar mejor, los contratiempos no agobian y la buena fortuna se aprovecha cuando se presentan. Podrán tomar decisiones financieras acertadas, el sentido común ayuda a consumir sabiamente, pero no siempre es tan común depende más de la experiencia y la previsión y un buen presupuesto ayuda a tener más clara la previsión, mayor oportunidad de alcanzar metas de corto o largo plazo, es muy importante que se alcancen aunque sea por el único motivo de levantar el ánimo. Si los dos planean cómo se gastara su dinero, las discusiones se reducirán; paz, muy importante para la educación de los hijos.