Democratización de la familia

EDUCACIÓN EN LA FAMILIA

    La democratización de la familia es un tema muy serio y preocupante en la agenda de todos los gobiernos de izquierda y presionando desde la ONU, a todos los países que no lo tienen contemplado y aunque a muchos les puede parecer buena idea, porque ya sabemos que muchas y cada vez más familias están lejos de lo que deberían ser, justo en la pandemia se recrudeció la violencia y hay muchas familias en crisis, precisamente porque las mismas parejas se toman la molestia de averiguar bien en qué se están metiendo, hablar uno con otro de los temas claves y ponerse de acuerdo o dar la media vuelta.

    Pues aunque suene bonito, este plan tiene como objetivo cambiar el concepto de familia, con el fin de que el estado tome el control de la vida familiar, es decir, que es un engañoso enfoque que va en contra de la naturaleza de la familia, para ellos, la familia tradicional es: un sistema autoritario, opresión y sometimiento de mujeres y niños, abuso de poder y privilegios del hombre, imposición de roles violentos, masculinidad y feminidad.

    La familia democratizada: sistema democrático donde todos tienen igual poder, nadie puede elegir por otro, autonomía absoluta de cada miembro, igualdad, literal, no hay diferencia de género.

    Como que ya no suena bonito, pero tengan en cuenta que se han ido infiltrando estas ideas desde las películas de Disney, series de televisión y los textos de las escuelas ya nos anunciaron más cambios en los libros de texto, así, sin más trámite y sin tener en cuenta el parecer de los padres, se van adueñando de espacios y situaciones, y a muchos padres ni les pasa por la cabeza, otros ya medio adoctrinados aplauden, otros piensan que no hay nada que puedan hacer y esto no es verdad, lo malo es que los mexicanos no sabemos jalar parejo, enseguida aparecen los protagonismos, los celos, envidias, zancadillas y sí, así no se logra nada, pero todo es querer y afrontar porque esto es peligroso y hay que salir de nuestra comodidad, que también nos cuesta mucho.

    Este que les platico, es un enfoque erróneo porque: la familia no es un sistema democrático entre extraños, sino una institución natural y existe antes que el Estado.

    Hombres y mujeres somos diferentes por naturaleza, por eso en la familia existe complementariedad entre hombre y mujer, física, psicológica y de roles.

    Las relaciones entre hijos y padres no están definidas por autoritarismo sino por la relación de amor entre ellos y por los deberes y derechos que cada uno tiene en el seno de una familia.

    Hay tres ideas claves sobre la familia que la democratización pretende cambiar.

    La social. Pretenden imponer la idea de que es un invento social para oprimir a sus miembros, donde existen “relaciones desiguales de género” y pasa por alto que la primera relación de un ser humano es la familia (porque todos provenimos de un padre y una madre, espermatozoide y ovulo) antes de la relación social con el estado, y sí, hombre y mujer son diferentes, pero no desiguales: son iguales en dignidad y además complementarios en la relación matrimonial y familiar.

    Contra la realidad de que la familia es una organización con normas que contribuyen al desarrollo de sus miembros. Se pretende imponer la idea de que es un sistema autoritario que los oprime, y bueno, aunque hay muchas en las que sí son disfuncionales, la norma no es que luchen entre sí, opresor y oprimidos, no son de poder y tiranía, sino de complementariedad, trascendencia, respeto y amor, primero entre los esposos y de ellos a los hijos, cada uno tiene su lugar en la familia y cada uno tiene derechos y deberes, que al ejercerse, ayudan a que la dinámica familiar sea armónica.

    Contra la realidad de que la familia se sustenta sobre la masculinidad y feminidad del hombre y la mujer en su complementariedad y los roles que se derivan de ello.

    Se pretende que se diluyan las diferencias entre los miembros, ya que desde su enfoque son estereotipos de opresión, el error aquí que hay que aclarar, hombre y mujer contribuyen con sus diferentes capacidades al bien de la familia (en el libro, los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, nos ponen muy claro y divertido cuáles son esas diferencia que, además, son necesariamente complementarias) y esas diferencias no pueden diluirse, el padre no puede amamantar al hijo, por ejemplo, y la pareja se puede poner de acuerdo y tomar decisiones sobre los roles y tareas que ejercerá cada uno, en base a su complementariedad.

    De esta forma deciden quién será el proveedor, quién administrará la casa, cómo van a educar a sus hijos, qué estará prohibido en la familia (palabrotas, gritos, golpes, faltas de respeto, gastos sin consultar y una larga lista para evitar chispas) queda mucho del tema, pero no quise dejar ideas a medias, ya seguiré, mientras pónganse abusados con lo que hacen los legisladores y el contenido de los libros y reclamen con cartas si todo lo que hacen suman.

    Fuente: maestra María Cristina Rodríguez García.

    “Es un tema serio y preocupante en la agenda de los gobiernos de izquierda y presionando desde la ONU, porque ya sabemos que muchas y cada vez más familias están lejos de lo que deberían ser”.