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La adicción al deporte

Vigorexia: mentes enfermas, en cuerpos sanos

Para Brian, César, Juan, Omar y para la pandilla del parque

    En la vigorexia podemos distinguir dos tipos, el primero afecta a los individuos que necesitan cambiar radicalmente su aspecto físico para conseguir una figura más musculosa, deseo que jamás queda satisfecho por tener siempre la sensación de que se está muy delgado o que no se llega a cierto grado de grasa corporal, y la segunda afecta a los individuos que hacen ejercicio de forma excesiva, siendo el deporte o las actividades físicas una prioridad en sus vida, en este artículo nos enfocaremos precisamente al adicto al deporte.

    Hacer actividad física regularmente puede ayudarte a mantener fuertes tus habilidades para pensar, aprender y tener buen juicio con el pasar de los años. También puede reducir tu riesgo de depresión y ansiedad, al igual que ayudarte a dormir mejor.

    Además de aportar múltiples beneficios físicos y psicológicos, el deporte es una potente herramienta de transformación social y una actividad formadora. El deporte desempeña un papel importante como promotor de la integración social.

    ¿Cuándo la pasión se convierte en adicción al deporte? El deporte es importante para la salud. Pero también puede crear adicción y convertirse en un trastorno psiquiátrico. Me permito tocar este tema ya que han venido varias esposas o novias, y padres de deportistas, a consulta quejándose de cómo el deporte en exceso ha perjudicado en sus relaciones, pues se ven abandonadas porque su pareja decide darle más tiempo al deporte y a las convivencias con sus compañeros de equipo, y esto poco a poco las van haciendo a un lado. Sin embargo, como pasa en otras circunstancias, los excesos nunca son buenos y hay un punto en el que este hábito saludable puede llegar a convertirse en una adicción conocida como vigorexia.

    La vigorexia o adicción al deporte, es un trastorno mental en el que el individuo se fascina por su estado físico y toda su concentración está en su deporte favorito, y lo lleva de una manera enfermiza y adictiva. El ejercicio físico compulsivo (a veces denominado adicción al deporte) ocurre cuando una persona se siente impulsada a hacer demasiado ejercicio físico. Las lesiones, una enfermedad, las salidas con amigos o el mal clima no detienen a quienes hacen ejercicio físico compulsivo, hasta presumen sus lesiones.

    Se dice que existe el riesgo de adicción a partir de siete horas de deporte a la semana. El fenómeno de la adicción al deporte se descubrió de forma bastante casual en 1970. El médico neoyorquino Frederick Baekeland quería investigar si hacer mucho deporte favorecía el sueño profundo. Para ello, ofreció dinero a corredores apasionados que entrenaban a diario. A cambio, debían dejar de hacer deporte durante un mes. La mayoría de ellos se negó, incluso cuando el científico les ofreció grandes sumas de dinero. Baekeland acuñó el término “adicción al ejercicio”.

    ”El deporte puede desempeñar un papel central en la vida, pero no debe ser la única prioridad”, afirma la deportista extrema Colledge. Las personas comprometidas con el deporte tienen objetivos claros pero, a diferencia de los adictos, también pueden sobrellevar bien las pausas en el entrenamiento.

    ”Tomarse un día libre está bien y no provoca síndrome de abstinencia. Los adictos al deporte, en cambio, manifiestan ansiedad grave y síntomas depresivos, si no pueden entrenar con regularidad”, dice Colledge. Esta compulsión interior por hacer ejercicio a toda costa y no reducir nunca la intensidad es una de las principales señales de alarma.

    La vigorexia es un trastorno psicológico que, en la actualidad, todavía no se ha reconocido como enfermedad psicológica aunque los expertos señalan algunos síntomas que comparten con otras enfermedades graves como la anorexia, con la que comparte la preocupación excesiva por la figura. De hecho, tal y como explican desde el centro de Atención e Investigación en Socioadicciones (AIS) los vigoréxicos tienen una visión distorsionada de su cuerpo y llegan a verse sin masa muscular, flácidos, débiles y muy delgados. “Tienen una imagen de sí mismos muy diferente y contraria a lo que en realidad es, llevándoles a sentir un total rechazo por su cuerpo”, indican.

    Tienen sentimientos de culpabilidad e irritabilidad cuando no pueden realizar ejercicio o cuando alguien les critica dicha actividad. Para ellos el deporte es su vida y no pueden dejar de ir ni un día al gimnasio o dejar de ir a jugar todos los días a la cancha con sus amigos.

    Se van aislando poco a poco de su ambiente social, familiar y de pareja. Se vuelven introvertidos y con poco contacto social para dedicarse casi en exclusividad a realizar ejercicio y casi solo sociabilizan con los integrantes de su equipo.

    La persona va sufriendo numerosos problemas orgánicos y lesiones físicas como consecuencia de una práctica de deporte desmedida, pero no le da pendiente de quedarse con una secuela física en un futuro próximo pues ante todo está el deporte y su equipo.

    Es importante aclarar que la Organización Mundial de la Salud y millones de expertos alrededor del mundo coinciden en que el ejercicio físico es una actividad apropiada y muy beneficiosa para el organismo, sin embargo, la comunidad médica asegura que practicarlo en exceso produce efectos negativos en nuestro cuerpo.

    Es así como se ha comprobado que hacer más de dos horas de ejercicio más de seis veces por semana es un síntoma claro de esta obsesión.

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