|
Columna

Teodoro Mariscal

EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

    En la mención del nombre Teodoro Mariscal en nuestra memoria aparece uno de los lugares icónicos de Mazatlán, su estadio de beisbol, un escenario de eventos trascendentes en la vida de esta comunidad, pero una pregunta flota en el aire, ¿Quién fue Teodoro Mariscal?

    Una primera opción es ubicarlo como un legendario jugador del club Venados, en los románticos tiempos.

    Nacido un 2 de mayo de 1898, en El Verde, del municipio de Concordia, Sinaloa, Teodoro Mariscal se convertiría en un visionario amante del deporte, en aquella época, cuando Mazatlán empezaba un incipiente auge, que aún no ha terminado, sus naturales bellezas encontraban complemento con un despertar comercial industrial y empresarial, impulsado por sus pacíficas y risueñas gentes, quienes disfrutaban el hecho de vivir la vida para vivirla.

    El deporte impulsado a la par por los empresarios norteamericanos venidos a estas tierras del noroeste de nuestra patria, encontraron acogida favorable, sobre todo el béisbol, que había adquirido aquí su carta de ciudadanía.

    Terminada la fratricida lucha de la revolución mexicana en 1921 dos equipos, no profesionales aún, Culiacán y Mazatlán, se enfrentaban en legendarios juegos llenos de pasión, ¡La leyenda había iniciado!

    Penetrando en la añoranza, nos llegan las narraciones del antiguo primer estadio de béisbol, fue precisamente Teodoro Mariscal, quien formó en 1941 un comité para la construcción de un estadio en el puerto; el estadio Mazatlán, hoy ya desaparecido, donde se mencionan gloriosas hazañas de este deporte en aquellos legendarios tiempos de antaño

    Teodoro Mariscal aprovechando la creciente afición por este deporte en el puerto, afición extendida a toda la zona del noroeste nacional, tuvo la inspiración de formar en 1941 una liga entre los estados de Sonora y Sinaloa, compuesta por dos equipos de cada estado las dos capitales y dos puertos; Hermosillo, Culiacán, Guaymas y Mazatlán.

    En 1961, siendo presidente municipal, otro visionario personaje, don Antonio Toledo Corro, se proyectó la construcción de un nuevo estadio, que supliría al antiguo estadio Mazatlán. Este nuevo estadio, con justicia llevaría el nombre de quien sería el gran impulsor de este deporte en Mazatlán, Teodoro Mariscal quien había dejado este mundo un 27 de diciembre de 1955.

    Este inmueble, hoy remodelado, se erige como un monumento a su legado, que lo proyecta hacia la inmortalidad.