Sí, es posible regresar después de haber nadado río abajo, sí es posible ir contra la corriente del agua, cuando la luna está tan radiante que no deja ni dormir a los tzentzontles y cuando el aroma del cielo baja acompañado de la neblina y humedece a la hojarasca reseca de las caricias que se habían vuelto vacío.
Sí, es posible regresar al amor a pesar de la nieve que se le pegó a la piel de nuestros cuerpos.
Sí, es posible besar los labios del mundo con nuestros propios labios, soñar con un nido en las nubes y volvernos pájaros que lleven en su pecho los amaneceres.
Sí, es posible.