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El octavo día

Origen de la palabra carnaval

EL OCTAVO DÍA

    Las fiestas de carnaval adquieren diferentes nombres y contorsiones sociales según su tiempo y latitud.

    Por ejemplo, en Cuba a los carnavales se les ha llamado antruejos, carnestolendas y mascaritas.

    La palabra carnestolendas es casi de uso común y aunque algunos nos encanta decir que es “La fiesta de la carne”, en realidad significa lo contrario. Dejar la carne.

    En el latín vulgar (o sea el que hablaba la gente común, no necesariamente los maleducados) carnem-levare, significa abandonar la carne, lo cual justamente era la prescripción obligatoria para todo el pueblo católico durante todos los viernes de la Cuaresma.

    Levare es pariente de “levantar” y de la levadura, el fermento que hace que se eleve la masa.

    La palabra se une con “calendas”, una medida del tiempo romano que nos dejó en herencia la palabra “calendario” y de ahí surge “Carnestolendas”.

    (Todo lo que tenga que ver con el carnaval es de origen romano, a excepción del Sábado de Mal Humor).

    Por tal motivo, la gente se daba unos atracones del producto animal antes de llegar los días de guardar, que en aquel tiempo se tomaban más en serio que ahora.

    Existen recetarios españoles que nos dicen como modificar un platillo al llegar los días de alejarse de los alimentos cárnicos.

    El escritor Julio Camba que la comida española está hecha de ajo y problemas religiosos.

    Posteriormente surgió otra etimología que es la que actualmente se maneja en el ámbito popular: la palabra latina carne-vale, que significa adiós a la carne.

    Los antiguos romanos se despedían diciéndose “vale”, como aún lo hacen los españoles.

    Se propone un origen pagano del nombre. Carna es la diosa Celta de las habas y el tocino, los cuales nos recuerda que los venancios, al menos los del norte, también son celtas. También estaría conectada esta palabreja con las fiestas indoeuropeas, dedicadas al dios Karna, personaje de esa sanguinaria telenovela milenaria que es el libro del Mahabarata

    En España, el carnaval empieza con el Jueves Lardero, también conocido como Dijous Gras (Cataluña), día de la mona (Albacete), día de la tortilla, día del choricer o choricé, (Aragón), jueves merender, Jueves Graso o Jovelardero.

    En los diversos pueblos este día se celebra una fiesta popular con diferentes toques locales, aunque básicamente consiste en una jornada al aire libre donde la gastronomía tiene un papel muy importante y la gente sale de excursión llevándose un lonche rico en colesterol y su buen porrón de vino.

    “Lardus” significa grasa en latín. Cabe destacar la etimología de la palabra lardero, derivada del latín lardarius que significa tocinero.

    Se le llama “día de la tortilla” porque se hacen un huevo en tortilla lleno de chorizo, tocino y demás menudencias que se comen en un pan. Digamos en términos mazatlecos, “una torta de huevo en torta”.

    Hay hasta un refrán: “Jueves lardero, longaniza en el puchero”.

    Aquí no tenemos esos festejos ni esas complicaciones de desplazamiento porque comemos mucha carne todo el año. Incluso el carnaval nos sirve para ir a conocer diferentes preparaciones del universal taco. En la feria del carnaval nos atascamos de ganarchas y con gorditas de nata como postre.

    Hasta hubo un negocio que sólo se ponía en carnaval en Olas Altas y se llamaba compañía operadora de tacos, en referencia a esa empresa que tuvo los cines más mugrosos de todo el país.

    Pero en fin, ya arribó la fiesta y dejo a su conciencia dejar o levar la carne. Leven anclas, que ya viene el carro naval, otra más de sus encamascaradas etimologías.

    Y extraño la gran olla de paella que don Pepe Álvarez ponía en la Plaza Machado y luego la de mi gran amigo Valentín Argüello, esposo de Mona Felton, quien le daba el sabor a carnaval asturiano, de donde fue originario ante de ser mazatleco por adopción.

    Esa muestra gastronómica era una oportunidad de probar comida de los restaurantes establecidos a precio barato... cuando no había tanta “salidera”, no eran tan caros los restaurantes pero la gente iba poco y jamás le tomaban fotos a los platos.