María Julia Hidalgo López
¿Ustedes están de acuerdo que se roben los libros de una biblioteca? Claro que no, muchas veces son libros que ya no se encuentran en otro lugar y si se los roban cómo se puede investigar sobre algo. Está mal el acto del robo, pero mientras se los roben para leerlos, pues que lean.
Claro que no, quienes se los roban no lo hacen para leerlos, pero aunque así fuera no está bien que se roben un libro ni unas galletas ni nada. Tan sólo robar las ideas de otro ya resulta grosero, todas las demás conclusiones las podrán hacer ustedes.
El escenario anterior fue el inicio de una clase donde el maestro nos contaba que acababa de atender una llamada donde lo entrevistaban de una universidad de Guadalajara. "¿Nos puede decir que piensa del robo de libros?", fue la pregunta. Al parecer este acto se ha vuelto una práctica recurrente en la universidad. Empezó un debate sobre el robo, pero sobre todo de la función que cumplen los libros es nuestras vidas. Recordé Crimen y castigo de Dostoievski, cuando Rodión, el protagonista, entra en conflicto consigo mismo sobre si el asesinato que acaba de cometer en una acción buena o mala. Sus razonamientos lo llevaban a justificar su acto y una vez más surge la pregunta ¿el fin justifica los medios? Un crimen es un crimen, como diría mi maestro.
El tema de los libros, justo se daba en el marco de la Fiesta del Libro y la Rosa 2015, de la UNAM. Al cierre de esta edición de mi nota, sólo he asistido al primer día de fiesta, de los cuatro programados; un verdadero homenaje a la palabra escrita. En un solo día tuve la oportunidad de asistir a dos ballets, una sesión de cuentacuentos, la presentación de un libro, pero lo mejor, un homenaje a Gabriel García Márquez. Fue un deleite escuchar anécdotas del personaje y gran escritor que fue García Márquez.
Entre los invitados, Benito Taibo compartió una locura de juventud, cuando leyó, con sus cuates, Cien años de soledad: "Quedamos tan fascinados que enterramos el libro para que de él naciera algo. Lo regábamos y no se imaginan que encontramos después
". Xavier Velasco habló que de chavito, para impresionar a sus novias, les daba un tour por algunas calles, las podía recorrer casi con los ojos cerrados, se detenía y les decía: "Aquí vive el gran García Márquez". Élmer Mendoza destacó de García Márquez la oralidad y la posibilidad de contarlo todo: "Sus personajes me resultaban muy cercanos. Con Cien años de soledad relacionaba muchas cosas que viví... recuerdo mi niñez"
Por cierto, un joven que estaba a mi lado iba feliz con cuatro libros de Élmer Mendoza: "Quiero que me los firme, es mi escritor favorito" ¿Qué te gusta de él?, Me encanta su lenguaje y cómo crea a sus personajes. ¿Cuál es tu libro favorito? Balas de plata. El mío: Cóbraselo caro, le dije. Según las enseñanzas del maestro Felipe Garrido, ese joven es un lector autónomo, no sólo un lector que hace lecturas utilitarias.
"El gusto por la lectura no se enseña como se enseñan las tablas de multiplicar; se transmite, se contagia. Un lector es alguien que, además de leer por necesidad todo lo necesario para estudiar y trabajar y vivir en un mundo que ha sido construido sobre la palabra escrita, lee y escribe también por el puro placer de hacerlo... la lectura por voluntad e interés propios, por gusto, ejercita el intelecto y contribuye a desarrollar otras formas de pensamiento", dice el maestro Garrido en su libro Manual del buen promotor. Una excelente guía para promover la lectura y la escritura. ¿Cómo hacer que los niñosy no tan niños lean?, ¿Para qué?, son algunas de las respuestas que podemos encontrar en él.
En un marco de libros, en esta Fiesta del Libro Rosa y del Día Mundial del Libro, se conjuntan también el Día Internacional de la Danza y Día del Niño; ¿habrá alguna coincidencia en ello? Puede ser que tanto leer y escribir, así como bailar, sean acciones tan placenteras y grandiosas como la imaginación de un niño.
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