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"Libro"

"La historia del Palacio de Bellas Artes"

"Narra libro los avatares de la construcción de esta magna obra arquitectónica que cumplió 80 años"
15/11/2015 11:29

    MÉXICO (UNIV)._ Entre 1902 y 1904 el arquitecto Adamo Boari aceptó hacer realidad el sueño porfiriano de construir el gran Teatro Nacional en la capital del país. Un proyecto que debía estar listo en 1910 para la conmemoración del Centenario de la Independencia y en el que se gastarían 4 millones 200 mil pesos, pero que en realidad se concluyó 32 años después con un costo total de alrededor de 19 millones de pesos y convertido en el Palacio de Bellas Artes. 

    Ese largo y complejo proceso de construcción del Palacio de Bellas Artes, y su historia como recinto cultural durante sus 80 años de existencia aparecen recopilados en la obra conmemorativa Palacio de Bellas Artes. Las obras y los días, 1934-2014. 

    Coeditado por Ricci Editore y el Conaculta, el volumen incluye imágenes del fotógrafo italiano Massimo Listri, quien logró capturar detalles de las fachadas, muros, detalles arquitectónicos, frisos, esculturas y murales, que dan cuenta de los diferentes elementos arquitectónicos y artísticos que habitan en cada uno de los espacios y rincones del edificio. 

    La publicación de gran formato incluye un texto del historiador Alejandro Rosas, quien se encarga de rescatar la visión histórica del recinto, un texto más del arquitecto Xavier Guzmán Urbiola, quien se centra en los avatares de la construcción de esta magna obra arquitectónica, y otro del escritor Giorgio Antei, donde habla del legado de los arquitectos que intervinieron en la magna obra. 

    El arquitecto Xavier Guzmán Urbiola, subdirector general de Patrimonio Artístico del INBA, señala que en un contexto de grades cambios en el país, el recinto también estuvo sujeto a crisis y cambios que afectaron su estructura y concepción original. 

    Así, lo que Adamo Boari concibió como un gran teatro, con salones de baile y otros espacios de reunión para la elite porfiriana, los arquitectos Federico Mariscal y Alberto J. Pani, con apoyo del gobierno pos revolucionario, lo convirtieron 30 años después en una institución cultural accesible a toda la población. En el espacio donde estaría una sala de baile, Mariscal y Pani incluyeron un museo de artes populares, uno de artes plásticas, talleres de fotografía, de encuadernado, una librería y una cafetería. 

    "Todo esto para hacer del Palacio de Bellas Artes un espacio más público, más democrático", comenta Guzmán Urbiola. 

    El arquitecto recuerda que en su primera etapa de construcción esta obra fue duramente criticada porque no se concluyó en los tiempos previstos y su costo se elevó hasta 200 por ciento. 

    Además, debido a los malos cálculos en el terreno y al peso de la estructura metálica forrada de concreto armado y recubierta con mármol que Boari pensaba colocar, el edificio comenzó a hundirse. 

    "Era una mole pesada en la orilla fangosa de un antiguo lago y comenzó a hundirse de manera dispareja", dice.
    Sin embargo, Boari logró estabilizar la estructura después de investigar cómo se habían detenido los hundimientos de otros edificios en Nueva York y en la ciudad de México, como La Penitenciaria. 

    Para eso, explica Guzmán Urbiola, construyó un balde gigante de madera, de unos 10 metros de diámetro; empleó una enorme manguera y una aguja de nueve metros de largo para inyectar lechadas de cal en el terreno.
    "No logra detener el hundimiento, pero logra que la plataforma de cimentación se hunda parejo. Eso es un logro descomunal". 

    En su texto Del Teatro Nacional al Palacio de Bellas Artes 1904-1934, el arquitecto que coordinó las labores de restauración de la cúpula central del recinto, entre 2003 y 2004, rescata los trabajos que se realizaron en el edificio en las diferentes etapas de su construcción. 

    También detalla la labor de los arquitectos y escultores que se encargaron de la parte artística exterior e interior del recinto, de la herrería y la ornamentación de las fachadas, que hacen referencia a elementos prehispánicos, así como a la flora y fauna nacional. 

    El propósito, explica, es hacer un recuento de la parte técnica y estructural engarzado a los diferentes contextos históricos que afectaron a la historia y concepción del Palacio de Bellas Artes.
    La segunda parte de este libro hace un recorrido por los 80 años de vida cultural en ese recinto.