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"Libro"

"La fotografía, primera pasión artística de Rulfo"

"El libro 'En los ferrocarriles' reúne el trabajo gráfico y profesional que el autor realizó incluso antes de dedicarse a la escritura"
16/11/2015 10:45

    MÉXICO (UNIV)._ El talento artístico de Juan Rulfo estuvo puesto en la fotografía antes que en la literatura.
    "Las primeras muestras que tenemos de su actividad artística no están en la literatura sino en la fotografía. Es un fotógrafo muy temprano", afirma Víctor Jiménez, director de la Fundación Juan Rulfo y quien es uno de los cinco autores del libro En los ferrocarriles, que congrega 62 fotografías capturadas por Rulfo sobre los ferrocarriles y sus alrededores. 

    El volumen que contiene el registro de la vida en las estaciones de Nonoalco, Tlatelolco, Peralvillo, Tacuba y Tlatilco, así como la cotidianidad que las circundaba, refrenda la certeza de que para Juan Rulfo la fotografía fue un arte paralelo a la escritura. 

    "Rulfo emprende desde muy joven un proyecto como escritor y un proyecto como fotógrafo, eso es muy importante porque existe la idea errónea pero generalizada de que Rulfo es un escritor que se dedica a la fotografía en sus momentos libres. Eso se ha repetido tanto y lo malo de las repeticiones es que terminan adquiriendo categoría de verdad por repertirse, pero si uno repite mil veces que dos más dos son cinco eso sigue siendo erróneo", dice Víctor Jiménez. 

    La colección ferrocarrilera de Rulfo consta de unas 140 imágenes en general, que incluye los distintos materiales que hizo en los patios de Nonoalco Tlateolco y las demás estaciones; así como los trabajos de foto fija que hizo con cineastas como Roberto Gavaldón. Aparte están las imágenes, que Jiménez dice que es una cantidad grande, que Rulfo hizo en Tlaxcala en noviembre y diciembre de 1955. 

    En los ferrocarriles hay cerca de una treintena de imágenes inéditas, pero también hay algunas muy conocidas, como la del niño que carga un bote y una cajón de bolero, que está esperando a que un grupo de señoras terminen de cargar agua para ir ha hacer lo mismo en una locomotora. 

    En el libro están las dos maneras en que Rulfo trabajó la fotografía: creando su propio portafolios con materiales que trataba de colocar en medios impresos; la otra manera fue buscar un trabajo donde le encargaran fotografías. 

    "Al aparecer, en el 55, cuando publica Pedro Páramo, Rulfo firma un contrato para trabajar en algo que se llamó Comisión del Papaloapan, y allí trabaja como fotógrafo, está a cargo de una revista que nunca llegó a aparecer pero conservamos los índices que hizo, que informaría sobre las actividades de esta Comisión del Papaloapan que estaba organizando la construcción de una presa en los límites de Oaxaca y Veracruz, entonces tiene una intensa actividad como fotógrafo en esos años, en el año 55 y 56", afirma Jiménez. 

    Asegura que esa actividad de fotógrafo no es para su tiempo libre ni un pasatiempo, es una actividad enmarcada en un entorno profesional, de la que ha quedado también constancia en otro libro: Libro Oaxaca que congrega 50 fotos de la Comisión del Papaloapan, que también ha publicado RM, es una de las editoriales de En los ferrocarriles, junto con la UNAM, a través de la Dirección de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, la Coordinación de Humanidades, Filológicas, Difusión Cultural y el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, entre otras instancias.

    Los ferrocarriles y el cine.
    En el mismo 1955, entre noviembre y diciembre, Juan Rulfo trabajó con Roberto Gavaldón en la película La escondida. Asegura Jiménez que curiosamente allí no entra el Rulfo escritor, como sí lo hizo en otras cintas, sino el Rulfo fotógrafo, pues esa película tiene como tema muy importante el ferrocarril. El personaje de María Félix huye en el ferrocarril y después muere allí mismo.
    "Por ello es que en el libro las primeras cinco fotos son de esa filmación, las del tema ferrocarrilero. Gavaldón mismo había hecho una película en los 40 que se llama Bajo la sombra del puente y el puente es el de Tlatelolco-Nonoalco, un drama típico de la época que tiene como escenario los patios del ferrocarril de Nonoalco. Las zonas del ferrocarril ya había sido objeto de atención de los cineastas; quizás es por eso que Ferrocarriles Nacionales, a principios del 56, busca a Gavaldón para que haga un documental que tiene que ver con el estado que tenía la zona de ferrocarriles de Nonoalco-Tlatelolco y aquello que los iba a reemplazar que es la terminal del Valle de México. El resultado fue el documental Terminal del Valle de México, donde
    Rulfo desempeña un papel similar al que había desempeñado en La Escondida, de hacer fotografías mientras Gavaldón hacía el documental, agrega Víctor Jiménez.
    Ese paralelo entre el documental y la fotografía de Rulfo habla de "este fotógrafo que se profesionaliza en el contexto de la filmación de una película".
    Otra de los filmes en los que colabora Rulfo como fotógrafo es en El despojo en 1959, donde es el autor de la historia pero igualmente toma fotografías del proceso de filmación.
    Esa relación de Rulfo con el cine está siendo objeto de un proyecto editorial que apoya la Fundación Juan Rulfo y que saldrá en unos meses, prácticamente enmarcado por el Centenario del Nacimiento del escritor, y la celebración de los 60 años de Pedro Páramo, que se cumple este año.
    La selección de las fotografías incluidas en En los ferrocarriles estuvo a cargo de Ramón Reverté y Paulina Millán, con la participación de Alejandro Suárez Pereyón, éstos dos últimos, junto con Raquel Tibol, Alberto Vital, Manuel Perló Cohen y Víctor Jiménez, escribieron los textos que abren esta edición de lujo de la que se tiraron 4 mil ejemplares y circula en librerías a un costo cercano a los mil pesos.
    Buena parte de las imágenes seleccionadas originalmente formaron parte de la exposición Nonoalco y sus alrededores, en el marco del coloquio organizado dentro de la Cátedra Juan Rulfo en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, en 2013. Allí nació la idea de editar el libro.