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"Hogares, ¿o casas de asistencia?"

"Hogares, ¿o casas de asistencia?"
06/11/2015 10:14

    Alfredo Pallares

    ¿Vives en un hogar, o en una casa de asistencia? Con alguna frecuencia se suelen confundir estos dos conceptos, y esto ocurre cuando los miembros de la familia pierden de vista que, ser familia y vivir como familia, entraña también responsabilidades en el estilo de vida dentro del hogar.
    Lo que caracteriza el estilo de vida hogareño es la calidez del trato entre quienes lo habitan, y la calidez se siente y se nota en la amabilidad de unos para con otros y en el cuidado que cada uno pone en mantener la limpieza y el orden de todo lo que hay en la casa.
    Se aspira sólo a vivir en una casa habitación, cuando quienes en ella viven no se preocupan gran cosa unos por otros, sino que más bien cada uno vive centrado en lo suyo, y prácticamente se vive en una casa de asistencia cuando se entra y se sale casi sin participar, o haciéndolo sólo en lo que personalmente le interesa; y en caso extremo, exigiendo una serie de servicios que necesita para "su" vida.
    Cuando una familia vive en una casa de "asistencia", lo que se escucha con frecuencia son palabras y frases como: "cómprame", "llévame a", "recógeme a las", "mi ropa no está lista", "quiero comer esto", "que nadie me moleste", etcétera. Y raras veces, o de plano nunca, se pronuncia un "¿te ayudo?" "¿podemos prepararlo juntos?" "yo me encargo de esto" "¿qué les gusta a ustedes?".
    En las familias que viven como en "casa de asistencia", es frecuente que cuando uno de sus integrantes recibe una propuesta de participación en las actividades de la casa, o una petición de ayuda para resolver algún contratiempo, la respuesta suele ser el "no puedo", "no tengo tiempo", "no me corresponde", "me sale muy mal", "no sirvo para eso", "pídeselo a tu mamá", "que lo resuelva tu papá", etcétera.
    No hay gran diferencia con la actitud de los huéspedes de un hotel o casa de asistencia que pagan por un servicio y entran y salen a sus actividades y no les importan ni los otros huéspedes y menos las personas que realizan los servicios de aseo, mantenimiento, restaurantes, tintorería, etcétera.
    En cambio un HOGAR lo integran PERSONAS que forman una verdadera familia, y la característica es que se interesan unos por otros. En un hogar eres alguien, no eres algo. En un hogar la familia comparte unos bienes materiales y espirituales (como las virtudes) y un destino común.
    Los padres aportan lo mejor que tienen y enseñan a sus hijos a aportar lo mejor que ellos tienen en beneficio de quienes más lo necesitan. Les enseñan a interesarse por los demás para descubrir sus necesidades y saber cómo ayudarles. En una palabra les enseñan a AMAR y con esta base aprenden a ser verdaderamente felices, porque nunca estarán solos ante las distintas vicisitudes que la vida les plantea y aprenderán también a disfrutar juntos los triunfos y logros de los demás.
    Hay una manera sencilla de saber si tienes un hogar: si en tu casa tus hijos, sin que tú expresamente se los mandes, hacen algo a favor de quien está necesitando algo.
    Partiendo de la vida matrimonial, los papás vamos enseñando a nuestros hijos a formar un hogar, el ámbito natural que requiere el ser humano de todos los tiempos para desarrollar una personalidad íntegra y feliz.