"FACTOR HUMANO: Un año de sorpresas"
La temporada del 2019
Este año quedó marcado para la historia musical con Anna Fedorova en abril, cientos quedaron afuera por el lleno total, demostrando una vez más que la gente prefiere el virtuosismo clásico a lo popular; una audacia de Miguel del Real que sin presupuesto la trajeron gracias a unos amigos, su presencia perfumó la sala y sembró deseos de igualarla en muchos jóvenes, inolvidable. Hay gente muy buena en mi Sinaloa. El año cerró con broche de oro rescatando la temporada con la presencia de otra virtuosa: Rosanne Philippens. Ambas amigas de Miguel en Ámsterdam.
Breve resumen de lo relevante
En septiembre inició la temporada con la imponente pieza sinfónica “Claridad y Fuerza” de ‘Harry’ Portillo, premio nacional de composición orquestal, un joven que se gana la vida con el rock, fue doble la sorpresa. Tocándose 11 obras de compositores mexicanos: Juan Pablo Contreras con “Mariachitlán” al estilo de Blas Galindo, el estreno mundial de “Velcro” de Felipe Pérez Santiago, “Antrópolis” de Gabriela Ortíz y las “Miniaturas Sinfónicas”.
Se abrió espacio a autores mexicanos destacados contemporáneos con propuestas audaces de Eduardo Soto Millán y Leonardo Coral y la IV Sinfonía de Sibelius dirigiendo Gaetán Kuchka, abriendo la mente para captar mejor esta música.
El jueves que marcó la historia
2019 fue marcado por el jueves 17 de octubre: un punto de inflexión nacional. Suspendiéndose un triple concierto de piano, violín y guitarra de Manuel M. Ponce. Inédito. El de violín se tocó después. Se volvió a festejar a Ferrusquilla con Gordon Campbell dirigiendo a su hijo Alexander con el Violín Concierto de Beethoven, una noche en familia.
Fue interesante integrar a bandas juveniles del estado con la OSSLA para sembrar el gusto por lo sinfónico. Hay que incluir más piezas clásicas y entrenar más, el escenario fue el bello Puente Negro. El brillo sinfónico volvió con Arturo Armellino de Italia con la Obertura Guillermo Tell; Olena Bogaychuk cofundadora de la OSSLA y Xavi Tortosa se lucieron con el Doble Concierto para Violín de Vivaldi, incluyendo la I Sinfonía de Tchaikovsky. Bellísimas las obras de Felix Mendelssohn. Llovieron aplausos.
Un cierre de oro: el Concierto de Navidad
Presenciamos una rarísima combinación: un alto virtuosismo y el sonido de un instrumento excepcional. Genial la introducción de la “Obertura Finlandia” de Sibelius con cuatro cantantes y dos coros de Opera de Sinaloa: el TAOS y el COS dándole solemnidad y brillo. La obra enciende por su fuerza, luciéndose los bronces.
La gran maestría de Rosanne Philippens, holandesa, tocando el Violín Concierto de Tchaikovsky dio nivel y categoría a la temporada, con su pasión, presencia y especialmente su musicalidad que le viene de dentro, empezó a tocar a los 3 años, nos embelesó desde su aparición. Además la obra lo permite, tanto que la mayoría aplaudimos espontáneamente en el primer movimiento por las intensas emociones que brotaron.
La integración y la fusión con su instrumento era tan natural que no sé si ella era su violín, o su violín era ella.
Un sonido excepcional
Aunque no soy técnico ni experto captamos un sonido muy peculiar en su instrumento: una amplia sonoridad, potencia y brillo, si así es correcto decirlo, en parte por su virtuosismo y otra por el instrumento: nada menos que el Stradivarius “Barrere” de 1727. Nos pareció que no era el común sonido ‘chillón’ de muchos violines, no encuentro otra palabra, las notas sonaron más amplias y moduladas, con un amplísimo rango sonoro, las de volumen bajo se escucharon muy bien. ¿Será una percepción muy subjetiva? Quizás sí la descripción.
Para esclarecerlo, comparé el mismo concierto con la virtuosa holandesa Janine Jensen con el mismo Stradivarius de Rosanne: sus estilos son diferentes, suenan distinto. El violín vale millones de dólares.
¿Suena mejor un Stradivarius?
Yendo más a fondo y reducir el “Efecto Halo” que tiende a otorgar bondades a lo percibido y apreciado, comprobamos en varias audiciones, sin revelarse inicialmente los violines tocados, que en efecto, el Stradivarius se distingue, aunque es fácil equivocarse. Una pieza tocada por diferentes violines suena distinto, asimismo suena diferente el mismo violín con distintos músicos. Incluso comparamos a Rosanne con su hermana Julia en un dueto de violines y su Stradivarius irradió. Los mejores instrumentos brillan en manos virtuosas.
Amati, Guarnieri y Stradivarius, los famosos ‘luthiers’ de Cremona, Italia, hicieron obras de arte perfectas con sus instrumentos, tanto que resulta difícil igualarlos desde el Siglo 18.
Sorpréndanos la próxima temporada
Miguel del Real con sus contactos europeos puede elevar la calidad los próximos eventos, por ejemplo la extraordinaria Hilary Hann con el Violín Concierto de Max Bruch; el Triple Concierto de Beethoven espera tocarse aquí, el cello podría ser la hija de Aigul Kulova, el sueño de Aigul es tocar el piano, faltaría el violinista. Está pendiente el Piano Concierto de Ponce y con el nivel de la OSSLA mejor el Oratorio de Navidad de Bach completo, el Dixit Dominus de Händel o parte de la Missa Solemnis de Beethoven en vez de villancicos, el horno no está para bollos.
Los coros y la OSSLA han tocado brillantemente desafíos musicales, hay que elevar la mirada trayendo virtuosos, siembran escuela y contagian a la juventud, su huella es imborrable. Muchas gracias de corazón a todos los que hacen posibles estos eventos, nos han dado mucho gozo y elevado el espíritu.
paulchavz@gmai.com