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Columna

Empatía, compasión y misericordia

EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

    Asentados en el devenir de la experiencia del tiempo, convertida en parte integrante del propio ser, la visión del ser del otro invita un racionamiento para una convivencia compartida, profundizando en el respeto a su ser y a su actuar, aun cuando existan diferencias en cuanto el criterio de valoración.

    En el criterio del otro siempre diferencias habrá, ser diferentes en algún aspecto, tanto en el pensar o en la concepción de las cosas no convierte a los seres humanos en contrarios o enemigos, pues siempre hay objetivos comunes, aunque la propuesta para alcanzarlos propone caminos diferentes. Siempre la buena voluntad encontrará soluciones adecuadas.

    Respeto personal del otro, profundizando en el porqué de su razonamiento, en el pensar y el actuar, haciendo propias las propuestas, sin que lo sean, en tolerante comprensión invitación es aceptarlo como colaborador y no como enemigo, aun cuando no se compartan esos razonamientos, esta actitud es llamada empatía.

    El término griego empatheia, cuyo significado equivale a identificarse con el otro, con una capacidad de comprensión, capaz de entender el porqué de su ser e incluso de su actuar, aun teniendo diferencias, donde no se compartan las ideas y la manera de actuar.

    Ciertamente la empatía no necesariamente implica ofrecer una solución a las diferencias, pero si es una forma de caminar juntos, compartiendo un objetivo común, en un ejercicio de tolerancia y respeto.

    En el camino de la empatía, un avance es llegar a la compasión, no como una sentimentaloide lastima ante las tragedias ajenas, es un paso a no solo entender al otro, sino también a penetrar en él, sintiendo, en el ser personal, de la tragedia y el dolor que al otro aqueja.

    Compasión deriva del término griego Simpatheia, en una adaptación, en el castellano que significa padecer con, es un paso a ser y sentir el drama del otro, tal como lo expresa san Lucas en su evangelio, cuando Jesús sintió el trágico dolor de la viuda de Naín, al haber perdido a su hijo, quedando desamparada. Un tercer paso es el término derivado de las palabras latinas miser y cordis que significan miseria y corazón, acuñan la palabra misericordia, literalmente traducido como miserable de corazón, expresando al corazón como sede de los sentimientos capaz de descender, hasta las miserias que el rodean, haciéndolas suyas, para, con el otro iniciar un ascenso revalorando a quien las sufre.

    En un mundo, nuestro mundo, dañado por la presencia del desequilibrio del mal, importante es el ejercicio de estas tres disciplinas; Empatía, Compasión y Misericordia.