Ahora que estamos volviendo a la nueva realidad del cine, ¿usted ya fue a ver Dunas? No es un producto para cualquier cinéfilo o cualquier sensibilidad estética, ni tan chabacana como Star Wars pasado por Disney.
Pues a mí si me encanta esa ópera espacial... Grandes recuerdos, me volvió a materializar un largo viaje que hice en caravana y el tiempo que la vi en VHS, porque en el cine no me tocó. Todo el poder de los desiertos y una fantasía morbosa y política aparecen aquí en torbellino.
La versión de Denis Villeneuve pretende ser una crítica a las religiones y los fanatismos, poniendo los enemigos tiránicos como una hermandad villana, algo muy del gusto de las generaciones actuales.
Para mí está mucho mejor el “embajador cerebro” de la versión uno que el airado monaguillo de la nueva.
Sin dar spoilers, la nueva versión parece cometer el mismo error que condena. Dos protagonistas mueren en un suicidio inmolatorio como si fueran nuevos paladines de Isis en Oriente Medio.
O sea que, está mal en la vida real que la gente muera por la religión, pero no en el cine, si alguien lo hace por fanatismo a la misma causa del director.
Dune 2021 creo que va a ser un fiasco mediático porque hasta hoy no he visto ningún meme de la movie, ni raza distraida, pero curiosa, queriendo entender el chiste, como en El juego del calamar... menos yendo al cine a compartir la experiencia.
Triunfaste Netflix, has homologado los gustos y aunque esta cinta tiene contenidos y calidad de una buena serie, a no poca gente le parece muy pesada, aunque la disfrutarían mejor en sus casas, yendo al baño a voluntad y bendecidos con la gracia de poder ponerle pausa al recibir una llamada o de plano aburrirse.
No condeno al cine de plataforma. Yo antes repasé la versión de los 80 en Prime Video y la volví a ver en español antes, por mi hijo. Si, apenas que uno haya visto la primera capta más las sutilezas del juego del poder... si no se ha leído la novela.
Noté también el paso del tiempo en detalles de los subtítulos modernos. Por ejemplo, hoy traducen “colectivo”, en vez de “cofradía”. Y el tema ecológico cobra más peso.
Frank Herbert, el autor de la saga de Dunas, fue un autor secreto y de culto en el submundo de la ciencia ficción, hoy legitimado por el cine espectacular. Yo solamente se lo había escuchado mencionar antes a Paco Ignacio Taibo.
En una entrevista de 1973, Herbert, hasta antes un periodista, declaró que había estado leyendo ciencia ficción " unos diez años " antes de comenzar a escribir en el género, y enumeró a sus autores favoritos como H G Wells.
Afirmaba que la novela se originó cuando se suponía que debía hacer un artículo para una revista sobre las dunas del Oregon Dunes National Recreation Area.
Se involucró demasiado y terminó con mucha más materia prima de la necesaria para un artículo. El artículo nunca fue escrito, pero plantó la semilla que condujo a esta gran época.
Dune tardó otros seis años de investigación y redacción en completarse y fue mucho más extensa de lo que se suponía que lo que era la ciencia ficción comercial de la época.
Sterling E. Lanier, editor de Chilton Book Company (conocida principalmente por sus manuales de reparación de automóviles), había leído las publicaciones periódicas de Dune y le ofreció un adelanto de $7 mil 500, más regalías futuras por los derechos para publicarlas como un libro en tapa dura.
A la muerte de su autor, en 1986, Las crónicas de Dune se completaron con dos novelas escritas por su hijo, Brian Herbert, y elaboradas a partir de notas dejadas por Frank Herbert, en una caja de depósito que tuvo que ser abierta con taladro y encontrada por sorpresa.
Novelesca historia, ¿no? me gusta para que sea otra ciencia ficción de los sedientos editores.