Por los caminos del río
la voz del viento gritaba
sus dolencias y suspiros
por una tierra olvidada.
En los arenales del río,
repetían ecos de llanto
ácidos sabores de boca
que se esparcían por el campo.
Las chalangantinas tejieron
los miedos de los difuntos
que se quedaron colgados
en la arboleda del río.
Te llamé. Me llamaron.
viejas voces confundidas
con los silencios del río
y color de paja dormida
Te llamé, desesperada,
el río solo gemía,
su dolor desamparado
pobre tierra, pobre campo,
pobre terruño mío.