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Saber Vivir

Cuando el dinero es lo único importante

    No estimes el dinero en más, ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo: Alejandro Dumas.

    Realmente hoy no quería hablar de dinero, sino de cosas que son más importantes en la vida, como la familia, la salud, las experiencias, nuestros principios y convicciones. Sin embargo, me quedé pensando que para todas esas cosas necesitamos dinero.

    Por lo general el dinero parece ser una parte muy importante para la mayoría de la gente, no importa el nivel económico al que pertenezca. Si es rico, desea más riqueza, si es pobre, por supuesto que desea tener más dinero, para resolver sus carencias.

    Existen personas que piensan que el dinero no es importante y no brinda la felicidad. No obstante, lo necesitamos para las necesidades más básicas, como comer, vestir, pagar los servicios básicos como pagar agua, luz, teléfono o transportarnos. Entonces esa idea, por más bien que suene, no deja de ser romántica e idealista. El dinero es sin duda importante para lograr cosas en la vida. Es esencial para satisfacer nuestras necesidades, presentes y futuras.

    Cualesquiera que sean tus deseos en relación con el dinero, te quiero aclarar que el dinero no es la meta final. Lo que realmente deseas, es lo que el dinero compra. Es decir, una residencia lujosa, un auto deportivo, un viaje a un lugar paradisíaco, ropa de diseñador o inclusive fama, poder y reconocimiento.

    Lo primero que tienes que hacer es revisar, cuál es tu concepto del dinero y de qué manera te relacionas con él. Porque constantemente escucho que las personas que no lo tienen, se justifican diciendo que el dinero corrompe y es sucio y que por eso es mejor no tenerlo. Y lo dicen en voz alta, pero por dentro su corazón se desgarra, pidiendo a gritos tenerlo en su cuenta bancaria.

    Realmente el dinero, ni es bueno, ni es malo, simplemente es un instrumento que nos permite adquirir lo que queremos. Sin embargo, si consciente o inconscientemente, crees que el dinero es sucio, lo que consigues es no poseerlo, porque mentalmente, ya te has librado de él.

    La falta de dinero causa tantos problemas. Es sin duda una de las principales fuentes de estrés de las personas. La sensación de no tener para acabar el mes, de no poder pagar algo que le hace falta a nuestra familia o simplemente no tener la certeza de si podremos comer el día siguiente es ciertamente terrible.

    “El dinero no puede comprar la felicidad, pero tampoco puede hacerlo la pobreza.” Esta frase de Leo Calvin Rosten resume que en ninguno de los extremos conseguiremos el sentido de bienestar y felicidad: la gran clave está en mantener el balance.

    El dinero, por otro lado, es un recurso escaso. Entonces hay que aprender a manejarlo bien, a cuidarlo y a hacerlo crecer. Lo cual también significa asignarlo de acuerdo y en línea con nuestras prioridades en la vida: lo que es más importante para nosotros.

    Ahora bien, y repito, lo que hay que entender es que nunca es un fin en sí mismo. Nunca hay que perseguir el dinero como si fuera la clave para tener una vida plena. Esto sería un gran error, porque nos puede distraer de lo que realmente disfrutamos.

    ¿Te has puesto a pensar cuánto pagas por cosas que no valen la pena? Esto incluye sin duda los intereses que generan tus deudas con tarjetas de crédito o por préstamos de nómina que usaste para comprar cosas que utilizas todos los días y que deberían salir de tu salario. ¿Te has puesto a pensar por qué pospones una meta que consideras lejana, como el retiro, por necesidades de corto plazo? Porque algún día ya no vas a poder trabajar y llegará un momento en que te arrepentirás de no haberlo pensado antes.

    No sé tú, pero a mí me cuesta mucho trabajo ganar el dinero que recibo. Por eso mismo, porque valoro mi trabajo y además las cosas que son importantes para mí, pienso que mi responsabilidad es cuidarlo y tomar buenas decisiones con él. Nunca desperdiciarlo o usarlo para aquellas cosas que no generan valor a mi vida.

    También lo cuido con visión de futuro, porque las cosas suceden. Algunas de manera cierta: el retiro tarde o temprano vendrá, por lo que es mi responsabilidad prepararme. La muerte, aunque no nos guste pensar en ella, también, por lo cual lo menos que le debo a mi familia —que me importa— es que cuando venga les afecte lo menos posible y tengan todo a la mano. Pero también hay cosas inciertas, que pueden o no pasar, pero que, de presentarse, podrían afectar seriamente mi bienestar. No me olvido de eso.

    No olvidemos, que ahorrar implica también dejar de comprar cosas hoy para hacerlo en el futuro. En fin, el dinero es —nos guste o no— parte de la vida y fundamental no sólo para sufragar nuestras necesidades básicas, sino para alcanzar aquellas cosas que realmente nos importan, como el bienestar de mi familia, las experiencias que me interesa acumular y además hacer lo que amo hacer.