Lesión muscular inguinal

MEDICINA DEL DEPORTE

    Amigo lector de Noroeste, el ser humano desde la historia, siempre ha buscado la comodidad, pero en esta búsqueda se ha encontrado que debe perjudicar “algo”, y todavía no está seguro que va a encontrar la meta.

    Veamos, si damos un repaso a nuestra historia tanto bíblica como ciencia, siempre los “culpables son otros”, y nos defendemos que hasta “nos enfermamos”, por esta defensa sin causa.

    Si cada ser humano se cuidara con lo siguiente: trabajo, luego administro y por último gasto, tendremos un resultado satisfactorio. Apliquemos a nuestro cuerpo este fórmula: si cuida su cuerpo con una alimentación de calidad (no de cantidad), lo hidrata (de preferencia agua natural) y hace actividad física (de preferencia de tipo aeróbica), y esto lo hace con un trabajo físico adecuado, administra su tiempo de ejercitación, y gasta las calorías acorde a las consumidas, usted estará mejorando su armonía corporal, y estará previniendo diferentes alteraciones en su salud.

    Las lesiones inguinales tanto en deportistas como en no deportistas son de las lesiones que son más difíciles de tratar, y más cuando el paciente pone resistencia al manejo de las mismas. Y el éxito en el manejo depende de un diagnóstico correcto y los posibles diagnósticos diferenciales.

    Las lesiones inguinales son frecuentes en individuos y deportistas y utilizar sus miembros inferiores en forma exagerada, principalmente el ángulo de movimiento, lo que provoca la lesión y dolor en tejidos blandos de la zona inguinal, los tendones que más se lesionan son el abductor mediano, recto anterior del fémur, al recto mayor del abdomen y al iliopsoas. Los abductores de la cadera son los músculos aductores mediano, mayor y menor y el músculo pectíneo. El recto interno y las fibras inferiores del glúteo mayor también pueden actuar como abductores, pero el que fundamentalmente se lesiona en la mayoría de los deportes es el abductor mediano.

    Sintomatología. En las lesiones de la musculatura inguinal y según sea el grado de la lesión, pero principalmente los abductores (pubitis) se provocará un dolor súbito en “puñalada” en el área inguinal. Este dolor tan intenso se repite cuando el individuo lesionado intenta continuar con la actividad, puede haber hemorragia y tumefacción local, y puede verse hasta días después, cuando aparece el hematoma (morete).

    Diagnóstico. Este se realiza por la clínica principalmente y la historia de la lesión, de la sensibilidad localizada y de las dificultad para los movimientos fisiológicos de miembros inferiores (ingles), o para contraer el músculo.

    En casos crónicos y subcrónicos, los síntomas suelen ser vagos y difusos. El más frecuente es el dolor durante el ejercicio, pero los pueden variar y ser múltiples. Por lo tanto el estudio diagnóstico debe ser completo. Y hacer siempre el diagnóstico diferencial. Para corroborar el diagnóstico se puede indicar ultrasonido de partes blandas, en caso de que haya rotura u otra alteración que estaba asintomática, se debe dar tratamiento acorde al diagnóstico.

    Tratamiento. La lesión aguda debe tratarse con fisiatría, reposo, frio, compresión y elevación. Después se seguirán los principios terapéuticos previamente consensados de acuerdo a la lesión de la estructura o estructuras lesionadas. Sin embargo, el lesionado debe tener cuidado con los estiramientos del músculo y realizar en su lugar ejercicios isométricos (misma longitud) hasta el umbral del dolor.

    El tratamiento quirúrgico está indicado si existe rotura completa y esta sea reciente. Este procedimiento debe ser realizado por el profesional (traumatólogo) de la medicina. En lesiones antiguas es indicado o se suelen poder tratar de forma conservadora, tras descartar la presencia de un tumor de tejidos blandos.

    Vuelta a la actividad. Esta va ir de acuerdo a la atención si fue en forma aguda o crónica, pero en promedio en la mayoría de los estudiados la vuelta al trabajo o a la actividad deportiva, en promedio fue de 20 semanas posterior a la lesión.

    Las lesiones inguinales tanto en deportistas como en no deportistas son de las lesiones que son más difíciles de tratar, y más cuando el paciente pone resistencia al manejo de las mismas.