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Riesgos a corto plazo y desafíos a largo plazo en los mercados mundiales de alimentos

    La edición de abril de 2023 del Pronóstico de los mercados de alimentos (CMO) del Banco Mundial pronostica que los precios mundiales de los alimentos serán un 7% más bajos en 2023 en comparación con 2022, para luego estabilizarse en 2024. Se espera que los precios de los cereales y las semillas oleaginosas caigan entre un 10 y un 14% en 2023. Este pronóstico asume una perspectiva bastante benigna, que incluye que no haya más interrupciones por la guerra en Ucrania y cosechas favorables en los principales países productores de granos y semillas oleaginosas. Sin embargo, existen muchos riesgos a corto plazo y desafíos a largo plazo que persisten.

    Riesgos a corto plazo

    Geopolítica. La actual invasión rusa de Ucrania plantea un riesgo significativo para los mercados de trigo, maíz, semillas oleaginosas y fertilizantes, lo que podría provocar aumentos de precios como los que se experimentaron el año pasado en caso de que se recrudezca el conflicto. A mediados de marzo de este año, la renovación de la Iniciativa de Granos del Mar Negro, que permite que tanto Ucrania, como Rusia puedan exportar sus excedentes de granos, enfrentó cierta incertidumbre ya que Ucrania buscó una renovación de 120 días mientras que Rusia acordó un acuerdo de 60 días. A medida que se acercaba la marca de los 60 días el 18 de mayo, Rusia amenazó con retirarse del pacto, lo que generó una mayor incertidumbre, pero finalmente se acordó extender el acuerdo por otros dos meses. En julio de este año, el mercado mundial de granos podría volver a presenciar nuevos episodios de volatilidad de precios debido a la incertidumbre en torno al destino de esta iniciativa.

    El éxito de la Iniciativa de Granos del Mar Negro ahora conlleva mayores riesgos, ya que los productos agrícolas que salen de Ucrania enfrentan nuevos desafíos en el transporte por carretera, ferrocarril y por la vía fluvial. A mediados de abril, los vecinos de Ucrania miembros de la UE, que solían proporcionar un paso seguro para los productos agrícolas de Ucrania a terceros países en virtud de un acuerdo de la UE, bloquearon la importación y el tránsito de sus productos agrícolas. Esta medida se tomó debido a que una parte significativa de la producción, originalmente destinada a los mercados extranjeros, permaneció en sus países debido a la escasez de trenes y camiones, lo que redujo los precios locales. A fines de abril, la Comisión Europea llegó a un acuerdo temporal con los vecinos de la UE de Ucrania, bloqueando las importaciones de productos agrícolas de Ucrania a estos países a menos que estuvieran en tránsito hacia otros países de la UE o terceros.

    Las condiciones climáticas. La probabilidad de que se forme el fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) en los próximos dos meses ha aumentado a más del 90 por ciento, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EU. Esto genera preocupaciones sobre temperaturas cálidas récord y patrones de precipitación alterados, lo que podría afectar negativamente el rendimiento de los cultivos, particularmente en el hemisferio sur. Los productos básicos como el café, el arroz, el aceite de palma y el caucho natural son particularmente sensibles a los efectos de El Niño. También se han tenido bajas lluvias en el cinturón de maíz de EU, que, aunque no es tradicionalmente afectada por este fenómeno, en este año se han venido retrasando las lluvias, lo que ha ayudado a la recuperación de los precios del maíz y la soya en las últimas dos semanas.

    Restricciones comerciales. Muchas restricciones comerciales activas sobre productos alimenticios, incluidas las prohibiciones de exportación y los requisitos de licencia impuestos en 2022 para hacer frente a las presiones inflacionarias, expirarán a fines de 2023. Si se permite que expiren según lo planeado, mitigará el riesgo de precios más altos al permitir que las señales de precios funcionen al facilitar los ajustes por parte de los productores y consumidores globales. Este es el caso del decreto en México para exportar maíz blanco que esperamos expire este 30 de junio, para que se pueda enviar los excedentes de la cosecha de Sinaloa a los mercados más rentables.

    Condiciones macroeconómicas. El débil crecimiento mundial puede conducir a una demanda mediocre y precios más bajos para los productos básicos agrícolas, especialmente las materias primas. Las recientes subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales para combatir la inflación han elevado el costo del capital, lo que puede limitar los préstamos y las inversiones en la producción y las exportaciones agrícolas. Las fluctuaciones en el tipo de cambio de las monedas locales frente al dólar estadounidense y la depreciación de las monedas locales en muchos países también contribuyeron a las fluctuaciones de los precios de los alimentos en los mercados locales.

    Desafíos a más largo plazo

    Cambio climático. La desertificación, la degradación de la tierra, las malas cosechas y los daños a la infraestructura de suministro de alimentos son todas consecuencias del cambio climático. Los fenómenos meteorológicos extremos son más comunes: el aumento de las temperaturas dará lugar a sequías más frecuentes, lo que afectará a regiones muy fértiles pero áridas, como los países mediterráneos, el sur de África, el oeste de los Estados Unidos y varias praderas de todo el mundo. La frecuencia e intensidad de los eventos de lluvias extremas también ha aumentado. El impacto en la producción agrícola plantea riesgos al alza de los precios, lo que puede conducir a una mayor probabilidad de escasez de alimentos y hambre.

    Desvío de productos alimenticios hacia los biocombustibles. La creciente producción de biocombustibles en los Estados Unidos, junto con las políticas favorables de biocombustibles en Brasil, Indonesia y Malasia, sustenta la demanda de etanol y biodiesel, lo que genera una presión alcista constante sobre los precios del maíz, la soya y las semillas oleaginosas. La transición global a los vehículos eléctricos puede reducir gradualmente la demanda de combustibles fósiles y etanol. Sin embargo, es poco probable que tenga un impacto similar en el biodiésel debido a la baja prevalencia de la tecnología de vehículos eléctricos en camiones pesados y maquinaria que depende del diésel. Este ajuste puede conducir a cambios en la superficie cultivada, con un aumento potencial en el cultivo de soya a expensas del maíz, ya que la producción de biodiesel continúa impulsando la demanda sostenida de soya.

    Fuente: https://blogs.worldbank.org/developmenttalk/short-term-risks-and-long-term-challenges-global-food-markets