Actualmente la mujer está recorriendo una aventura interesante con la ruptura de paradigmas y se le ha reconocido un lugar o valor que tiene hoy en la sociedad, de acuerdo con Mónica Vellatti de Igartúa, educadora familiar.
"Creo que ha sido muy interesante este momento en donde tenemos nosotras un espacio más abierto, fuera del ámbito familiar, pero también esa posibilidad nos hace responsable de comportarnos con toda la dignidad", señala.
"Además no es o la casa o la vida profesional, sino es y, pues yo creo que el arte es conjuntar, armonizar las dos cosas, saber que nuestro lugar como esposas, como madres, como amas de casa, es un lugar de alta dignidad e insustituible."
Aclara que en otros ámbitos si pueden ser reemplazadas, pero es sólo en la medida que las mujeres se enriquezcan fuera del hogar es para ser mejores personas en la aportación que dan a sus familias.
Además, las mujeres que trabajan y son amas de casa tienen que decidir sobre su responsabilidad en cada ámbito para poder lograr un equilibrio en su vida, ya sea profesional o familiar.
¿Cuál sería la responsabilidad de la mujer actual para lograr el equilibrio entre ambos aspectos?
"Saber que la mujer es libre, y que hoy en día, en un compañerismo complementario que gozamos con nuestra pareja, tener la posibilidad de salir a otros ámbitos nos hace tener mucho cuidado del uso que hacemos de nuestra libertad", responde enfática.
La libertad, desde su visón, tiene que ser una cautelosa, responsable, sabia y prudente para saber a qué decir sí y a qué decir no, para no romper esa armonía en todos los ámbitos y roles de la vida de una mujer que trabaja y se debe a su familia.
Si los valores deben venir desde el hogar, ¿cuáles son los valores intrínsecos a una mujer, ama de casa o esposa, y que debe proyectar?
"En primer lugar, una mujer tiene que ser femenina ante todo. Yo creo que la feminidad no va, de ninguna manera, antagónica a toda esta nueva figura de la mujer. Yo no me considero feminista, me considero femenina", enfatiza.
Las mujeres deben poner el alto su nombre, pero explica que debe ser con dulzura, prudencia y ternura, con las características que les han sido reconocidas, y que quizás hacían falta en la sociedad y el mundo profesional.
"Tal vez hacía falta la inteligencia emocional, la intuición, muchas cosas que a lo mejor el hombre, antropológicamente no posee, y por eso somos complementarios", añade.
La serenidad, la paciencia, la prudencia, la capacidad de intuición y el don de empatía, los menciona como valores importantes, los cuales están relacionados estrechamente al género femenino, pero se complementan con el masculino.
"Debemos sentirnos orgullosos de lo diferente que somos hombre y mujer porque esas diferencias nos hace ser complementarios", opina.
"No es desventaja para uno o el otro, sino que mis fortalezas son las que mi esposo no tiene, y yo me enriquezco en las de él y él en las mías."
Destaca que la mujer, hoy más que nunca, debe sentirse orgullosa de saberse y ser femenina, no competir igualando a lo que es el hombre, sino complementarse en lo diferente que ambos géneros son.