"Evangelización, Educación y Cultura"

"Dichosos los pobres"
EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

    Encuentra Jesús, elementos positivos en una situación a todas luces limitada y limitante, en donde difícilmente se podría encontrar la felicidad,la pobreza.
    Lejos de ser considerada como un espacio de dicha y felicidad, la pobreza, según los criterios humanos, es la situación propicia para la infelicidad
    El evangelista San Lucas, buen conocedor de la naturaleza del hombre y compartiendo las experiencias de una comunidad con privaciones y carencias, propias de la pobreza material, matiza el mensaje evangélico, con el ejemplo de Jesús, el cual escogió, en su sapientísima voluntad, la pobreza, como una opción eficaz para lograr la redención del hombre.
    Dios, dentro de una ilimitada variedad de opciones posibles, escogió un camino incomprensible para nuestros humanos criterios, pero el mejor dentro de su sabiduría infinita, dejando un modelo a sus seguidores, el modelo del pobre de Yahvé, para con su pobreza traer la riqueza de la salvación del género humano.
    Dentro de las privaciones y dificultades, en las que se veía envuelta su comunidad, Lucas, con la inspiración Divina, sabe encontrar una rica experiencia oculta a las miradas de quienes contemplan, en la mayoría de las veces, un exterior expuesto al constante deterioro, en las inclemencias del diario existir.
    Buscando humanas seguridades, el hombre se aferra a certezas tangibles, en las cuales no encuentra el objeto deseado de una satisfacción plena, a causa de las mismas limitaciones propias de todo lo material.
    Interpretada con parcialidad, muchas veces se pretende comprender la pobreza con una separación entre espíritu y vida, como dos realidades diferentes, incluso llegando a predicar de una pobreza espiritual que ambiciona poseer abundancia de bienes materiales
    Descubrir la real grandeza de las aspiraciones del hombre, es llegar a la toma de conciencia de que el hombre no vale por lo que tiene, sino por lo que es, encontrando una riqueza interna que se derrama como de una fuente inagotable llenando toda la existencia del hombre.
    La real ausencia de bienes materiales puede llevar al encuentro con aquel tesoro escondido, en donde concentran todas las riquezas, en donde se localiza la infalible seguridad de poseerlo todo, en una satisfacción completa.
    La pobreza siempre será, con todas sus limitaciones y carencia, el camino seguro para ir al encuentro de la riqueza verdadera y son los pobres quienes llevan la delantera en la de encontrar el rico tesoro de la vida plena, al verse privados, aún de manera involuntaria, de las ataduras de afanes terrenos.
    Siguiendo el ejemplo de Jesús, encontramos en el desapego a los bienes materiales, el respeto al modelo sublime de quienes viven estado de pobreza y en los pobres, aunque no sea visible a simple vista, su mayor cercanía a la presencia divina: Un ejemplo que todos debemos de seguir.
    ¡Dichosos los pobres porque de ellos es el reino de los cielos!