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AGRONEGOCIOS

El uso responsable de fertilizantes y los bio-insumos en Latinoamérica

09/06/2024 04:00

    Según un reporte de la FAO, América Latina y el Caribe es un territorio clave para la seguridad alimentaria y la preservación de la biodiversidad mundial. La región produce alimentos para alrededor de 1,300 millones de personas, más del doble de su población. Contiene el 50 por ciento de la biodiversidad del planeta y alberga a seis de los países con mayor biodiversidad del mundo: Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela.

    Sin embargo, la región enfrenta muchos desafíos importantes, incluido el mayor número de especies silvestres comestibles amenazadas, 200 millones de hectáreas de tierras degradadas, la mitad de todos los suelos agrícolas con algún grado de erosión y un uso cada vez mayor de agroquímicos.

    Si bien la producción agrícola mundial depende del uso intensivo de agroquímicos, las cifras de 2019 muestran que al menos nueve países latinoamericanos utilizan el doble o el triple de kilogramos de pesticidas por hectárea que países como Estados Unidos y Canadá. Al mismo tiempo, el aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático acelera la reproducción de las plagas, lo que ejerce más presión sobre la resiliencia de los sistemas de producción de la región.

    Si bien la comercialización de agroquímicos desde mediados del Siglo 20 ha provocado un aumento sin precedentes de la productividad agrícola a nivel mundial, el uso excesivo de estos agro insumos convencionales tiene impactos negativos como la degradación del suelo, emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), contaminación de cuerpos de agua e impactos negativos sobre la vida silvestre y la salud humana.

    La disminución de la biodiversidad, incluida la agrobiodiversidad, plantea un grave riesgo para la seguridad alimentaria al reducir la resiliencia de los sistemas agrícolas ante amenazas como plagas, patógenos y el cambio climático. También implica la pérdida de especies para la polinización que podrían contribuir a los sistemas agroalimentarios. La pérdida de biodiversidad también afecta la salud del suelo, que depende de la actividad de los microorganismos que habitan en el suelo. La demanda de seguridad y calidad de los alimentos ha aumentado en las últimas décadas debido a los efectos nocivos de los agroquímicos en el medio ambiente y la salud humana (pesticidas en particular), junto con una mayor conciencia pública sobre estos efectos. Un número creciente de regiones y países, como la Unión Europea, Estados Unidos y China, han impuesto normas de seguridad más estrictas a las importaciones agrícolas y a los límites permitidos de residuos de pesticidas en estos productos.

    En particular, el Pacto Verde Europeo (2019) y la estrategia De la granja a la mesa (2020), que la Unión Europea adoptó en respuesta a los desafíos planteados por el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, prevén una transformación de la cadena agroalimentaria. Esto incluye una reducción drástica de los límites permitidos de residuos de pesticidas en los productos alimenticios, prohibiendo en muchos casos ciertos pesticidas de uso común, por ejemplo, en la producción de café, cacao, plátano, aguacate y otras frutas en algunos países de América Latina y el Caribe.

    Así, para la región, mantener el esquema tradicional, basado en el uso predominante de agroquímico s, implica un riesgo creciente de perder mercados para sus exportaciones agrícolas. Se trata de un desafío económico importante, dado que los diversos sectores agroalimentarios de América Latina y el Caribe representan una cuarta parte de las exportaciones de la región.

    En este contexto, la búsqueda de alternativas al paquete tecnológico tradicional se ha convertido en una prioridad global, aún más apremiante por el aumento de precios y la dificultad de acceso a fertilizantes químicos provocados por la guerra en Ucrania.

    Los bio-insumos desempeñan un papel vital en la transición hacia sistemas agroalimentarios sostenibles que puedan alimentar a una población en crecimiento y al mismo tiempo preservar la biodiversidad, el suelo y la salud humana. Para este estudio, los bio-insumos son productos de origen vegetal, animal o microbiano que pueden mejorar la productividad, calidad y/o sanidad de los cultivos vegetales. Estos pueden tener un impacto directo en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular, en “garantizar patrones de consumo y producción sostenibles” y el “proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de forma sostenible los bosques, combatir la desertificación, y detener y revertir la degradación de la tierra y la pérdida de biodiversidad”.

    Sien embargo, Los bio-insumos todavía representan un pequeño porcentaje del mercado de insumos agrícolas, pero su uso se ha acelerado en los últimos años, particularmente en América Latina y el Caribe. Según estimaciones basadas en Mordor Intelligence (2020, 2022), el mercado de bio-insumos de la región ha crecido constantemente durante los últimos cinco años, a un promedio estimado de alrededor del 15 por ciento anual.

    En términos macroeconómicos, América Latina gastó aproximadamente 42 mil millones de dólares en agroquímicos en 2021, lo que representa el 17 por ciento del mercado global. Sin embargo, muchos de estos insumos son importados. En 2021, las importaciones de agroquímicos ascendieron a alrededor de 34 mil millones de dólares, el 90 por ciento de países fuera de la región. América Latina y el Caribe, que representan una cuarta parte de las importaciones mundiales de agroquímicos, asignaron aproximadamente el 12 por ciento del valor de las exportaciones agroalimentarias a las importaciones de agroquímicos.

    A nivel microeconómico, los agroquímicos tienen un peso importante en los costos de producción del sector. Según el Consejo Nacional de Política Económica y Social de Colombia (CONPES, 2009), los insumos son el mayor costo para los productores agrícolas. Los pesticidas y fertilizantes pueden representar hasta el 35 por ciento del costo total de producción.

    Así, los bio-insumos representan una oportunidad para mejorar la biodiversidad y promover una mayor descentralización de las cadenas agrícolas y la generación de encadenamientos locales (ingresos y empleo), manteniendo o aumentando la productividad agrícola, mejorando así la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios.

    Por lo tanto, el reporte de la FAO pretende ser un aporte para los tomadores de decisiones en materia de inversión pública y privada en agricultura, para los proveedores de apoyo técnico a la inversión para gobiernos e instituciones financieras internacionales (IFI) y para los formuladores de políticas agrícolas. Para ello, analiza el desarrollo, producción y adopción de bio-insumos en América Latina y el Caribe, centrándose en las oportunidades de inversión, el impacto potencial de su adopción, el papel desempeñado por diferentes tipos de actores públicos y privados que invierten en este mercado, y las barreras existentes para su despliegue. El informe ofrece algunas pistas para comprender la región. Sirve como hoja de ruta para diseñar, implementar, monitorear y evaluar proyectos, programas y estrategias para impulsar el desarrollo y la adopción de bio-insumos agrícolas.

    El informe se divide en cuatro capítulos. El primero es introductorio. Explica la definición del término “bio-insumos” utilizado en este documento y presenta un desglose de estos agroinsumos. También revisa las actuales necesidades de conocimiento científico-tecnológico sobre bio-insumos y describe los diferentes tipos de cadenas de valor para estos productos.

    El Capítulo 2 analiza los beneficios y riesgos potenciales de la adopción de bio-insumos. Esto incluye mapear el grado de conocimiento existente sobre el impacto de los bio-insumos en el medio ambiente, la economía y la salud.

    El Capítulo 3 describe el mercado de bio-insumos en América Latina y el Caribe, y el mercado global. Después de esta visión general, se analizan las estrategias de diferentes tipos de actores privados en el desarrollo, producción y comercialización de bio-insumos.

    El capítulo 4 se centra en los actores gubernamentales y las instituciones financieras internacionales. Describe cómo los estados regulan actualmente el desarrollo, la producción y la adopción de bio-insumos y analiza iniciativas para promoverlos.

    Finalmente, el informe presenta conclusiones y propone lineamientos y recomendaciones para diseñar, implementar, monitorear y evaluar proyectos, programas y estrategias para promover el desarrollo, producción y adopción de bio-insumos.

    Fuente: https://openknowledge.fao.org/items/1b8025aa-f15f-4d53-8ea0-ae199d86e46b