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"Puerto Viejo"

"Ya veremos..."

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    osunahi@hotmail.com

     

    Conseguir la realización de un objetivo nos llena de alegría y a la par, nos trae responsabilidades, las cuales, vamos cumplimentando, sin embargo, el devenir de la vida está plagado de circunstancias que nos meten en situaciones inesperadas, que rompen con nuestros planes y que nos exigen dar lo mejor de nosotros para superarlas y estabilizar el rumbo marcado.

    Por más de 18 años, Andrés Manuel López Obrador manifestó su intención de conseguir el ejercicio de la primera magistratura del país, con el propósito de darle un vuelco al orden establecido, colocando a la política social como objetivo prioritario del desarrollo del país, es decir, sacarla del segundo plano que había venido ocupando en los gobiernos anteriores.

    Algo similar planteaba el malogrado candidato priista Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien en un momento de su vida manifestó: “México no puede intentar soluciones que permitan el crecimiento acelerado y cancelen las posibilidades de la reforma social o de realización de los valores humanos”.

    En ese sentido ha venido trabajando el Presidente López Obrador, aunque también hay que decir, que ha tomado decisiones sumamente criticables con las cuales canceló programas sociales que venían operando con éxito, pero que no le gustaron por la contaminación de la corrupción, ante lo cual, solo bastaba darles una sacudida a fondo y continuar operándolos.

    A pocos meses de su segundo año de gobierno, los astros se han alineado en contra de Andrés Manuel, ya que los infaltables imponderables personificados por el coronavirus y la crisis petrolera se han mezclado para colocar los planes presidenciales y los objetivos de la llamada 4T, en un verdadero remolino; en una verdadera prueba de fuego para la capacidad de reacción del Presidente de la República.

    En el tema de salud, la solución del mismo, y por ahora, su contención, depende única y exclusivamente de las decisiones gubernamentales y el hacerlas valer ante la ciudadanía. En el tema del petróleo, internamente no hay mucho que hacer, salvo los ajustes al Presupuesto de Egresos e invocar a los dioses para que árabes y rusos se pongan de acuerdo en cuanto a producción y precios del petróleo.

    Para salir airoso de los lancetazos del Covid-19 el gobierno federal tiene que hacer reaccionar a un sistema de salud anquilosado, lleno de carencias, a pesar de los miles de millones que se le han invertido pero que le han sido drenados en favor de los buitres del sistema, tutelados por el PRI y el PAN, cada cual en sus momentos históricos al frente del gobierno federal.

    Y cada paso dado en el manejo de la crisis del coronavirus implican impactos en la vida ordinaria de los ciudadanos, y de llegar al extremo de hacer una declaratoria de contingencia sanitaria, prácticamente se paralizará a todo el sector productivo y de servicios, secando las cajas de las empresas y los bolsillos familiares.

    Por otro lado, el gobierno federal también tiene que entrarle a programas de rescate para salvar de la bancarrota a las empresas que se están viendo afectadas por las consecuencias del Covid-19, especialmente a las dedicadas al sector turístico, y de las cuales, las líneas aéreas ya entraron en etapa de paciente de terapia media con pronósticos de agravarse.

    En alguna ocasión, en uno de sus arrebatos, Andrés Manuel manifestó públicamente que el gobernar no tiene ciencia, y tal vez, en circunstancias favorables, pero muy favorables, sea cierto.

    Pero en la vida no todo es color de rosa y en el ejercicio de gobierno sucede lo mismo; hoy las circunstancias inesperadas pintan de tonos grises la vida de Andrés Manuel, y la del país en general.

    Ya veremos de qué intensidad es el rayo de esperanza que representa el ejercicio de gobierno de López Obrador, y desde ya, cual si se tratara del estreno de una película podemos imaginarnos el anuncio: ¡Próximamente, en las salas de este cine! ¡Buenos días!