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"Opinión"

"Ya es inevitable hablar de los animales"

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    @blankapola 

    SinEmbargo.MX

    Gracias a la comunicación masiva y a los estragos ambientales, la realidad que enfrentan millones de animales se ha convertido en una sombra apabullante y difícil de ignorar. Se está metiendo por cada resquicio de nuestras vidas y ya es imposible mirar a otro lado. Especialmente desentenderse de las miradas de millones de madres, que son la verdadera materia prima de las industrias que están devorando el planeta.

    A nadie le gusta ser esa persona que dice una verdad incómoda en medio de una multitud, mucho menos si su carrera depende de la opinión pública. Aún así el domingo pasado vimos a un actor, a quien claramente le incomoda ser el centro de atención, colocarse en una posición vulnerable, visitar recuerdos dolorosos y entregar un discurso conmovedor e impactante.

    “Nos sentimos con derecho a inseminar artificialmente a una vaca y cuando da a luz robamos a su bebé, aún cuando sus gritos de angustia son inconfundibles; luego tomamos la leche, que era para su becerro y la ponemos en nuestro café o nuestro cereal”. Joaquin Phoenix describió, ante una audiencia de 24 millones de personas en todo el mundo, lo que realmente ocurre en la industria de la leche: un robo.

    La reacción de aquellos que representan a esta grotesca maquinaria incluyen las mismas respuestas condescendientes que han dado desde hace décadas: el consumidor y quienes luchan por los derechos de los animales están desinformados. Pero son precisamente la información y el conocimiento lo que ha orillado a tantas personas a alejarse de estos productos.

    Instituciones de salud internacionales como la Organización Mundial de la Salud, la Academia de Nutrición y Dietética, el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, la Asociación de Dietistas de Canadá, la Fundación Británica de Nutrición, entre otras, siguen avalando la dieta a base de plantas como adecuada en todas las etapas de la vida humana. Al igual que la dieta omnívora, requiere de una cuidadosa planeación. Ese momento en que nuestra especie se vio en la necesidad de usar animales para su supervivencia vive en el pasado; un fragmento de la historia al que ya no es necesario aferrarse.

    “Es real. Las vacas lloran y sufren por sus bebés [...] Una madre siempre será una madre sin importar la especie que sea [...] Si a mí me separan un día de mi hija yo no dejaría de buscarla hasta encontrarla. En la industria de la leche miles de madres son separadas de sus bebés todos los días para que ellas puedan producir la leche que llega a los supermercados. Y porque yo también soy madre le digo a la leche: no gracias.” Aislinn Derbez fue testigo de los ataques de la industria lechera por los que pasó su papá, Eugenio, cuando fue su turno de hablar del daño que provoca este producto a los animales y al ambiente. Aún así decidió aprovechar la ventaja que tiene para llegar a un mayor número de personas y hablarles de su perspectiva como madre de una pequeña a través de la campaña Leche, no gracias.

    Quienes pueden perderlo todo por incomodar a los rencorosos equivocados están tomando riesgos importantes, porque las consecuencias de no hacerlo ya están aquí: en los inviernos cortos, en la escasez de agua, en enfermedades zoonóticas, en el sufrimiento documentado de millones de madres que experimentan la pérdida de sus hijos una y otra vez.

    Ya es inevitable hablar de los animales.