En la segunda quincena de septiembre de 1974, el huracán Fifí, también conocido como Fifí Orlene, arrasó con Honduras y otros países de la costa atlántica, dejando un saldo fatal de poco más de ocho mil muertes. Posteriormente, el poderoso huracán se desplazó, aunque ya debilitado, hacia nuestro país, sin mayores consecuencias.
Afortunadamente, el Orlene versión 2022, solo nos mantuvo en vilo, y las predicciones de su fuerza, a no pocos nos llevó a recordar al destructor Olivia de octubre de 1975, el peor huracán que hemos vivido los mazatlecos, más menos desde el año 1957. Afortunadamente, las especulaciones no se cumplieron, para fortuna de todos y para el crecimiento de la fe de los creyentes en la llamada Virgen de la Puntilla, así como de la popularidad de un estimado personaje de la farándula local, Felipito Osuna, quien lidera, dice la raza, a la brigada mazatleca anticiclónica. Esperemos que los “detente” mazatlecos continúen funcionando como hasta ahora.
Otro que anda equivocado en sus pronósticos respecto a la corrupción, es el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien asegura que, dentro de su gobierno, el perjudicial mal ha pasado a la historia. No dudo de las buenas intenciones del Ejecutivo federal, sin embargo, la realidad tiene otros datos, los cuales apuntan, a que la depredación del presupuesto federal y la pedida de moches por parte de malos funcionarios, de todos los niveles, continúa vivita y cobrando.
Dentro del ranking mundial 2021 que elaboró el organismo Transparencia Internacional, con base en la evaluación de 180 países, nos encontramos en la posición 124, es decir, 123 lugares abajo del menos corrupto, que es Dinamarca. Atenido a ello, podemos decir que, a la fecha, el efecto pretendido por López Obrador, no ha tenido resultados alentadores, y lo que es peor, ni esperanzadores, como para darle paso a la especulación de que, al término de la presente administración federal, quede enterrado para siempre, la corrupción que desvalija las finanzas públicas y el bolsillo de los gobernados.
Y la evaluación referida no se trata de dichos mala leche de los que el Presidente llama conservadores, enemigos de la transformación; simplemente es una percepción que coincide sobre las malas actuaciones que están teniendo los titulares de algunas dependencias gubernamentales u organismos autónomos, como es el caso de la Fiscalía General de la República, cuyo responsable se ha visto envuelto en casos que ponen en tela de duda su honorabilidad profesional y personal, ante lo cual, no se ha dado una reacción presidencial contundente. Por el contrario, el Ejecutivo federal afirma que el Fiscal Gertz Manero merece toda su confianza.
Otro caso de escándalo, señalado no por instituciones externas, sino por la propia Secretaría de la Función Pública y la Unidad de Inteligencia Financiera, es el del organismo descentralizado llamado Seguridad Alimentaria Mexicana, conocido popularmente como Segalmex, encargado de asegurar la canasta básica a las clases más necesitadas. En dicha entidad, traen “perdidos” nueve mil millones de pesos, según lo señalan las revisoras gubernamentales.
Ante las irregularidades dentro de Segalmex, ciertamente ha habido reacciones del gobierno, reflejadas en despidos y denuncias penales para algunos funcionarios de mediano pelo, e incluso, su titular, Ignacio Ovalle Fernández fue destituido de su cargo, y posteriormente, designado como coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal. De no creerse, pero así son las inexplicables decisiones del Presidente de la República.
Y un botón negro más, que da al traste con el triunfalismo de López Obrador sobre la limpieza moral lograda por su gestión, lo significan la opacidad, el nepotismo y otras formas de corrupción que prevalecen dentro del gobierno municipal mazatleco encabezado por Luis Guillermo Benítez Torres, cobijado por un sector de Morena y solapado por el Congreso sinaloense. ¡Buenos días!
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