La Comisión Federal de Electricidad constituye la “otra punta de la madeja” financiera de las empresas paraestatales de México, las que han recibido del Gobierno actual un nuevo apoyo, tanto jurídico como financiero y hasta ideológico para su subsistencia y crecimiento, como hacía décadas no recibían.
El director de la CFE, Manuel Bartlett, declaró en su comparecencia ante las Comisiones Unidas de Energía e Infraestructura de la Cámara de Diputados, que la CFE se tendrá que endeudar para seguir operando y para crecer, en un total de más de 13 mil millones de dólares para “poder generar 54 por ciento de la electricidad que requiere el País”. Expuso que la deuda actual de la CFE asciende a 433 mil 300 millones de pesos que, al sumarse al “nuevo endeudamiento por casi 263 mil millones de pesos”, se llegaría a 696 mil millones de pesos que causarían altísimos costos en intereses, pues actualmente las tasas internacionales son carísimas. Por lo pronto, la CFE reportó en el tercer trimestre una pérdida de 50 mil 671 millones de pesos.
Según análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), con datos de la SHCP, la CFE ha recibido en 2019, 2020, 2021 y nueve meses de 2022, 265 mil millones de pesos de subsidios. Si bien el director Bartlett agregó que es mentira que esas cantidades sean para la empresa, sino que “el financiamiento que se da o el subsidio que se da es para el pueblo de México...”, no es para la CFE “pues su presupuesto proviene de ingresos propios que suman más de medio billón de pesos al año”. En cualquier caso, el subsidio lo recibe la CFE para cobrar más baratas las tarifas eléctricas.
De acuerdo con declaraciones de José Luis Navarro, County Manager de Enel Green Power México, “...el País requiere incorporar 4 mil megawatts anuales de nueva generación de energía, lo que equivale a una inversión de 5 mil millones de dólares... para impulsar el desarrollo industrial y económico del País”. Sin embargo, para que se puedan instalar estas plantas, también se requiere que la CFE invierta 2 mil millones de dólares anuales en líneas de transmisión. Aclara el ingeniero Navarro que para estas inversiones es indispensable “certidumbre regulatoria a largo plazo...” lo que no parece se contemple actualmente.
Mientras los directivos de la CFE están pensando en plantas de energía utilizando petrolíferos contaminantes, la Iniciativa Privada está proponiendo plantas de energía limpia.
El otro problema que sufre la Comisión Federal de Electricidad es el aspecto de la contaminación, ya que junto con Pemex, son las instituciones con los mayores índices de contaminación ambiental, pues mientras siga consumiendo en sus plantas combustóleo y carbón, seguirá produciendo enormes cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, contaminando el medio ambiente, enfermando a los mexicanos y agravando la situación climática global. Este mismo mes, Reforma publica que “la CFE adjudicó sin licitación alguna un millón de toneladas de carbón a la compañía La Sierra Minería y Transporte”, en un proceso “fast track” en dos contratos por un total de 985 millones de pesos para surtir a dos centrales en el estado de Coahuila. No solo está contaminando el ambiente, sino también “contaminando el ambiente jurídico” al no acatar las leyes de contratación.
Al problema de contaminación de la atmósfera por el consumo de combustóleo y carbón, hay que agregar los bloqueos, rescisiones y lenidad que tanto la CFE como la Comisión Reguladora de Energía (CRE) están aplicando para impedir se sigan instalando plantas de energía limpia como las solares y las eólicas. Así por ejemplo, según El Universal, “el Gobierno dio marcha atrás en la construcción de 10 parques fotovoltaicos, uno en Baja California Sur y el otro en la Península de Yucatán, promovidos por Fonatur, arguyendo que “...la vocación de Fonatur no es generar energía eléctrica”.
A su vez, la CRE pretende emitir reglas que “afectarían la rentabilidad de la instalación de paneles solares” en empresas que generan más de 25 kilowatts, quienes pueden entregar a la CFE la energía remanente que no consumieran, al mismo precio al que se le haya comprado a la CFE; actualmente la CFE cobra “entre 2.50 y 3 pesos el kilowatt, pero con las nuevas reglas, los kilowatts sobrantes no consumidos la CFE los pagaría a 80 centavos, con una pérdida de casi 2 pesos por kilowatt.
Así, las metas de México para cumplir sus compromisos ante la COP 27, no se cumplirán.