El deschongue en el que se convirtió la elección de consejeros para el congreso nacional de Morena, continúa dando de qué hablar, pero, sobre todo, pone en evidencia que el partido guinda, es uno más, dentro de las organizaciones partidistas que existen en el país. Nada nuevo que ofrecer, ya que, por lo menos sus liderazgos, se mueven en razón de sus intereses políticos personales; por supuesto, no alineados al sentido del eslogan “la esperanza de México”. Más bien, transitando por la ruta de que en política no hay amistades ni honor a la palabra empeñada, sino que lo que existe son conveniencias y complicidades.
No cabe duda, el mundillo político partidista despide un repugnante olor nauseabundo; vayamos pues, a mejores cosas, compartiendo con ustedes el caso de una acción ciudadana que se ha convertido en todo un ejemplo mundial.
En días pasados, al encender la televisión y sintonizar el canal de CNN en Español, me topé con una entrevista realizada por el magnífico conductor Camilo Egaña a Martha Isabel “Pati” Ruiz Corzo, a quien las cintillas introductorias de cada corte del programa la titulaban como “la salvadora de la Sierra Gorda de Querétaro.”
Pati, como es conocida por los lugareños de su zona, estudió música en la Universidad de Querétaro y ejerció su profesión durante varios años, principalmente en la docencia. En un punto de su vida, seguramente harta de las apreturas de la rutina urbana, con alrededor de 31 años de edad, decidió, junto con su esposo, abandonar la jungla del pavimento y el ritmo citadino para asentarse en una comunidad rural de Sierra Gorda en el estado de Querétaro.
Con el transcurrir de los días, Ruiz Corzo se fue adentrando en su nuevo lugar de residencia y empezó a tomar conciencia del deterioro que sufrían los recursos naturales como consecuencia de las actividades rurales tradicionales, la tala indiscriminada y por la depredación de la fauna por parte de los cazadores furtivos.
Movida por la preocupación, Pati empezó a idear un plan de acción que le permitiera proteger los recursos naturales. De entrada, se contactó con sus vecinos para sembrar en ellos, la importancia de respetar la riqueza natural y demostrarles que se puede vivir de ella y conservarla para las generaciones futuras.
La labor de la ambientalista cundió con resultados favorables entre las comunidades que se encuentran dentro del área de Sierra Gorda, y en la actualidad, trabajan en la sintonía de la explotación racional de los recursos naturales.
Una siguiente meta que se planteó la licenciada en música fue la de la conseguir que Sierra Gorda alcanzara la categoría oficial de Área Natural Protegida, tarea que fructificó y quedó plasmada en un decreto presidencial emitido el 5 de mayo de 1997, por el entonces Presidente de la República Ernesto Zedillo, a través del cual, se protegía una extensión de poco más de 383,567 hectáreas. La superficie se divide en una zona de núcleo de conservación, casi 25 mil hectáreas, y el resto como zona de amortiguamiento para actividades reguladas agropecuarias, mineras, forestales, bajo la estricta supervisión de Pati y su grupo ciudadano.
Conseguir el decreto no fue tarea fácil, pero la organización ciudadana lo concretó, obteniendo resultados positivos de la misión planteada, algo que por cierto, difícilmente logrará el programa federal titulado Sembrando Vidas, en el que desgraciadamente, y contrario a su objetivo, prevalece la simulación.
Pati Ruiz Corzo y sus compañeros de lucha, formaron una asociación civil denominada Grupo Ecológico Sierra Gorda, encargada de la reserva ecológica y ha sido merecedora de premios y reconocimientos internacionales.
Vale agregar que en el puerto mazatleco contamos con un esfuerzo similar encabezado por la familia Farriols Estrada, cuyas cabezas, han antepuesto el interés comunitario sobre el económico, al convertir su propiedad en reserva ecológica.
Voluntades ciudadanas como las encabezadas por Ruiz Corzo y la familia Farriols Estrada, sí constituyen una sólida esperanza para México ¡Buenos días!