Yo soy lo que tú quisiste que fuera
el olor de una flor de mayo
que quedó después de marchitarse
guardada entre las páginas de un libro.
Y fui siempre presente sin mirar atrás
en la ruta de la vida
luchando, venciendo al desaliento
que rasgaba mi espalda
en aleteo desesperado.
Yo quise ser así
como tú quisiste que fuera
árbol frondoso
que no cae fácil ante los vendavales
a pesar de que se le quebraron brazos
y sus ramas fueron arrastradas por el viento.
Ya fijado mi destino
sumisa obedecí a tu palabra
y las seguí por la orilla
hasta perderme en el infinito camino
que me llevó al amor.
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