¡Viva México! ¡Viva la UAS!

ENTRE COLUMNAS
    omar_lizarraga@uas.edu.mx
    La UAS no es de nadie, es de todos los sinaloenses. Es por ello que, para los que laboramos aquí, es una responsabilidad y un gran tesoro que estamos heredando de aquellos predecesores que hoy figuran en la rotonda de los universitarios ilustres. Como escribí anteriormente en este mismo espacio, para mí es un gran orgullo pertenecer a esta comunidad.

    La independencia de México que conmemoramos cada 16 de septiembre, fue uno de los acontecimientos más importantes en la vida política de nuestro país. Ésta se dio en el periodo mundial conocido como La Ilustración; movimiento cultural, intelectual y político ocurrido desde mediados del Siglo 18, hasta inicios del 19.

    Fue en un principio en Francia e Inglaterra donde dejaban atrás la ignorancia y el absolutismo, y en su lugar germinaron las ideas modernas de libertad, igualdad y laicidad, que rápidamente se extendieron al resto del mundo. Las independencias de los países latinoamericanos trajeron consigo también un pensamiento científico libre, que nacía y se transmitía en las universidades.

    Durante el colonialismo español, aquí sólo existía la Real y Pontificia Universidad de México, fundada por el Rey Carlos V. Cabe señalar que al ser el rey el fundador, tenía el derecho de patronato, y el sostenimiento de la corporación dependía del subsidio anual que le concedía. Esto le daba la autoridad de dictar los estatutos para el régimen interno y el contenido académico, que era altamente clerical.

    Al consumarse la independencia, fue cuando surgieron los establecimientos de estudios superiores como la Escuela de Medicina, la Academia de San Carlos y el Colegio Militar. Todos en el centro del país.

    Pero la democratización en el acceso a la educación superior, y la libertad que gozamos hoy en día, llegó a las entidades de la mano de intelectuales visionarios. En Sinaloa, fue en 1873 cuando Don Eustaquio Buelna, funda el entonces denominado Liceo Rosales (en honor al ex Gobernador reformista Antonio Rosales). En 1918 el Colegio Rosales se transformó en la Universidad de Occidente, y fue cuando el Gobernador Ramón F. Iturbe decretó la primera autonomía universitaria. Esa autonomía le dio capacidad jurídica para decidir su proyecto académico, administrar su patrimonio y autogobernarse. Y el 4 de diciembre de 1965, se le denomina, como hasta ahora, Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).

    Ahora bien, al estudiar la historia de la UAS, podemos darnos cuenta de que nunca ha sido una institución perfecta, pero sí lo es perfectible. Y traigo el tema a colación, porque actualmente estamos viviendo tiempos de transformación, y nos toca estrictamente a los universitarios planear su futuro. No tengamos miedo a proponer y hacer los cambios estructurales que la institución requiere. Siempre teniendo como estandarte el principio constitucional de autonomía.

    La UAS no es de nadie, es de todos los sinaloenses. Es por ello que, para los que laboramos aquí, es una responsabilidad y un gran tesoro que estamos heredando de aquellos predecesores que hoy figuran en la rotonda de los universitarios ilustres. Como escribí anteriormente en este mismo espacio, para mí es un gran orgullo pertenecer a esta comunidad.

    Independientemente de las diferencias de ideas en su interior, y por encima de los apetitos individuales, hoy los universitarios celebramos juntos la independencia de México, y celebramos la existencia de la universidad libre.

    ¡Qué viva México y que viva la UAS!

    Es cuanto....

    Posdata

    Puedo estar de acuerdo o no, en algunas formas en las que se dirige actualmente la institución, pero ese es el espíritu de una universidad autónoma: la pluralidad de ideas, la libertad, la tolerancia y el pensamiento crítico. Con lo que jamás estaré de acuerdo es con la represión. Y lo menciono porque algunos colegas universitarios de la región sur, recibieron su nómina esta quincena en ceros, evidentemente como represalia por manifestarse en días recientes en contra de la actual administración. Para ellas y ellos toda mi solidaridad.