El pasado domingo se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Venezuela y se ha desatado una crisis política de pronóstico reservado.
Desde antes de la jornada electoral, todas las encuestas preveían que la Oposición podría ganar después de 25 años de chavismo.
Las encuestas de salida levantadas el día de la jornada también confirmaban que la oposición obtendría el triunfo. Sin embargo, la noche del domingo el Consejo Nacional Electoral proclamó ganador a Maduro con el 51.2 por ciento de los votos, con el 80 por ciento de las actas. Y ahí empezó el problema.
Se hizo una proclama sin actas que la soportaran. La del domingo es una historia conocida: en algún momento de la tarde noche, se interrumpió la transmisión de las actas y se generaron todo tipo de especulaciones. Parte de la comunidad internacional ha reaccionado exigiendo transparencia en el recuento de votos, pues en efecto, resultan poco creíbles los resultados.
Según el Consejo Nacional Electoral, Maduro triunfó con el 51.2 por ciento, el opositor Edmundo González habría obtenido el 44.2 por ciento, y los otros tres candidatos presidenciales habrían tenido 4.6 por ciento cada uno de ellos. No sólo es extraña la coincidencia en la votación de los tres candidatos, llama la atención también que no suma 100 por ciento sino 109.2 por ciento. En fin.
Hace días María Corina Machado, la líder más visible de la oposición venezolana, dio a conocer que con el 73.2 por ciento de las actas capturadas y disponibles para consulta, Edmundo González tiene 6 millones 273 mil votos, mientras que Maduro tiene 2 millones 759 mil.
Las distancias de lo anunciado por el Consejo Nacional Electoral y por Machado son abismales. Urge que estén disponibles todas las actas para reconstruir lo que ocurri
ó el domingo en las urnas. Una auditoría independiente podría aclarar las dudas. Pero llama la atención las diferencias tan grandes; las cifras del Consejo Nacional Electoral y las actas de Machado no parecen reportar la misma elección.
Por lo pronto el descontento ha tomado las calles y el gobierno de Maduro ha reprimido a los manifestantes, y ha desplegado una agresiva estrategia diplomática contra aquellos gobiernos que han pedido un recuento transparente de las actas. La tardanza para dar a conocer las actas sólo incrementa las sospechas. Si hay voluntad, se pueden cotejar las actas y salir de dudas. Es urgente que se encuentren caminos de civilidad para evitar la violencia que ya ha estallado.
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Consultor internacional en materia electoral
@rodmoralmanz
Animal Político @Pajaropolitico
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