La oposición firmó su derrota con su actitud de traición, al votar en contra de la reforma eléctrica y a favor de las compañías extranjeras. En ese momento sellaron el peor descrédito con la ciudadanía: llegar a traicionar los intereses de la nación es imperdonable.

    Se cumplió nuestro vaticinio sobre las elecciones en las seis entidades donde se eligieron gobernadores. Desde el inicio de las campañas políticas subrayamos cuál sería el resultado final de los sufragios emitidos por los ciudadanos. Podemos decir que acertamos, mientras la mayoría de los analistas de los medios hablaban de resultados inciertos, mantuvimos invariable nuestro punto de vista sobre el resultado final, nunca dudamos que el Partido Morena arrasaría en la mayoría de los estados donde se verificaron los comicios. Los datos que teníamos sobre el estado anímico de los ciudadanos y la inconformidad social imperante fueron elementos básicos para predecir con seguridad los resultados finales de la elección en las seis entidades.

    No nos equivocamos en predecir el resultado electoral realizado apenas hace cuatro días. Siguen los pataleos de la oposición, sin sustento legal que acredite la posibilidad de revertir los resultados en algún estado. Esto lo vemos prácticamente imposible, dada la rotundez de la justa electoral en favor de Morena.

    La oposición firmó su derrota con su actitud de traición, al votar en contra de la reforma eléctrica y a favor de las compañías extranjeras. En ese momento sellaron el peor descrédito con la ciudadanía: llegar a traicionar los intereses de la nación es imperdonable. Se puede tolerar cualquier desliz de la oposición, pero jamás ir contra los intereses de la patria. Eso sí los cuidamos no lo toleran, y la prueba está a la vista: la oposición fue desdeñada en las elecciones del 5 del presente. Y este es un aviso de lo que viene para la elección presidencial del 2024, la ciudadanía con su sufragio va a dejar a la oposición “chiflando en la loma”, como reza el dicho popular. Lo hemos enfatizado reiteradamente, nuestro pueblo despertó de la larga noche que vivió durante el prolongado periodo de los gobiernos corruptos y autoritarios del pasado.

    Con sin igual cinismo los privatizadores trataron de engañar a los ciudadanos. No se miden, son cara dura, pero se estrellan con pared. Los ciudadanos los ponen en el lugar que les corresponde de acuerdo a sus acciones, en el ostracismo que se merecen, cosechan lo que sembraron en su paso por el poder público, si plantas corrupción no quieras cosechar buenos frutos.

    Los gobiernos prianistas hicieron y deshicieron a su antojo con el patrimonio de la nación, eso jamás lo perdonan los ciudadanos. Van a pasar generaciones para que ese baldón se borre de la mente de los ciudadanos, caló hondo en su conciencia. Por las tragedias que produjeron en amplias capas de la sociedad, difícil de olvidarse va a ser esa era de la corrupción.

    Por eso los ciudadanos apoyan con entusiasmo al régimen de la cuarta transformación, que tiene un horizonte de largo aliento entre la sociedad, porque la gente ve hechos no poses demagógicas, esto corresponde al pasado; hoy el pueblo es quien manda y no acepta fallas de ningún género, todo pa’ delante, sin titubeos, consolidando los cambios estructurales que se han venido cimentando para el bienestar del pueblo y la sociedad en general. La cuarta transformación avanza con el apoyo popular de manera multánime, eso se manifiesta en los hechos que están a la vista.

    Se ha dicho que se vive una revolución pacifica, hay muestras de ello. Hay cambios que por su trascendencia no pueden verse resultados de la noche a la mañana, pero a partir del cuarto año del actual régimen se van a ver obras de gran magnitud en todo el país, con repercusiones en el desarrollo de la nación y para beneplácito del pueblo.

    México, en la actualidad, atraviesa una etapa de su historia sumamente importante. Una cantidad nada despreciable de hechos se han suscitado en el actual sexenio, se realizan obras portentosas que van a cambiar el rostro de la nación; eso constituye un acontecimiento de suma relevancia en bien de la sociedad.

    Los mexicanos tienen muchas razones para sentirse optimistas, hoy se gobierna con programas que buscan el mejoramiento de los núcleos sociales y de la sociedad en general. Lo afirmamos plenamente convencidos de que la realidad nacional ha iniciado una profunda regeneración.