Variaciones de la guerra en Sinaloa
Fase 3 vigente: blindar lo pacificado
Quizá la franja de violencia de mayor impacto y persistencia esté focalizada en la zona que abarca desde la costa de Elota hasta la sierra de San Ignacio, que es la línea que delimita los territorios que se asignaron los hijos de Ismael Zambada García y los de Joaquín Guzmán Loera cuando el Cártel de Sinaloa funcionaba compacto. En Culiacán y Mazatlán, mientras tanto, la narcoviolencia tiende a la baja, pero persiste la acción de “limpia” por parte de las dos facciones de la organización criminal.
Con tal reconfiguración de la guerra que inició sin tregua ni cuartel el 9 de septiembre de 2024, todo indica que la fuerza pública que integran el Ejército, Marina, Guardia Nacional y Policía Estatal Preventiva sea direccionada a cuidar los bastiones conquistados para que la tranquilidad se instale gradualmente. La acción de las Bases de Operaciones Interinstitucionales en puntos estratégicos de las ciudades y medio rural está pensada para sofocar eventuales enfrentamientos en el menor tiempo posible.
Esos baluarte de la pacificación son Culiacán, Mazatlán y Altata en los cuales está probado que el modelo táctico de prevenir, anticiparse a ataques entre los grupos delictivos enfrentados, es el que funciona ahora después de los casi cinco meses que duró la labor de persuasión que consistió en dispersar los choques intracártel antes de que expandieran en víctimas y radios de afectación.
Desde que se vino la gran colisión entre los hijos de “El Mayo” y “El Chapo” el alto mando militar calculó en tres fases la narcoguerra: la primera, brutal e incontenible, con el encontronazo de los ejércitos de sicarios de ambos bandos y el Ejército y Policía en tarea de contención; la segunda, que es la actual, sacando a la mayor fuerza pública federal y estatal a tomar el control de la seguridad, y la tercera que se estima inicie en abril preservando condiciones de tranquilidad y protección adecuadas para que las BOI sean dedicadas a respaldar el plan de construcción de paz que desarrollarán Gobierno y sociedad.
La etapa presente está un poco adelantada a la que sigue, pues con la operación Culiacán en Movimiento, que apenas inició el viernes 14 de marzo, la expectativa consiste en restablecer la confianza en la población para retomar las actividades de esparcimiento, consumo y uso de espacios públicos en horario nocturno. Hay quienes creyeron con cierto candor que la gente saldría en masa desde el primer día, sin embargo, tal éxito súbito ni siquiera está considerado por las autoridades que siempre aclararon que los efectos serán a más largo plazo.
En Mazatlán prosigue inalterado el operativo que durante el Carnaval permitió el saldo blanco en cuestión de homicidios, no así en otros delitos, y de tal resultado se inspiró la estrategia para Culiacán. En Altata fue fortalecido con mayor vigilancia el trayecto que los paseantes hacen desde la capital del estado hacia el centro vacacional, también como medida que paulatinamente dé confianza a los turistas.
A simple vista, la presencia de elementos federales en sitios específicos y en algunos casos hasta acampando allí permanentemente, adquiere la función de reaccionar rápido ante hechos de violencia que sucedan en colonias o comunidades ejidales. Este fin de semana se les vio de manera más fehaciente en retenes, patrullajes y campamentos tanto en zonas de Culiacán y Mazatlán, el corredor carretero Culiacán-Altata, el Valle del Río San Lorenzo, el trayecto sur de la autopista Benito Juárez y los municipios de Concordia y El Rosario.
Sin embargo, la zona crítica en materia de inseguridad se mantiene desde Elota a San Ignacio por la persistencia de grupos de civiles armados que se disputan esa región en la cual todavía no se define el control de alguna de las células del CDS. Aunque la beligerancia sea de menor intensidad a los meses anteriores, allí permanece latente la pelea que amenaza con hechos de sangre de fuerte impacto.
Este sería un balance en tiempo real, que ni por asomo es un parte de guerra, de lo que pasa en Sinaloa hoy. Serenando el análisis, y reconociendo lo logrado y lo mucho que falta por hacer, lo relevante es que la estrategia diseñada desde que el 25 de julio de 2024 Ismael Zambada fue llevado a la fuerza Estados Unidos, por medios extrajudiciales, está corriendo tal como en su momento la trazó el Gabinete de Seguridad Nacional.
¿Hay menos violencia? Tal vez: ¿la gente se siente más tranquila? No; ¿la narcoguerra está en su etapa final? Ojalá.
Aprendamos que a la hora rezar,
Sea a favor de la paz el ruego,
Y nunca más volvamos a invocar,
Que le arrojen más leña al fuego.
Para complementar las acciones implementadas para que la ciudadanía vaya retomando confianza en recuperar la vida normal cuando sienta que hay condiciones para ello, los reportes que durante el día emite la Vocería de la Secretaría de Seguridad Pública estatal también deben restablecer la función de informar en tiempo real de los eventos violentos que ocurren, claro que dando a conocer también los buenos resultados de los operativos. Tanto ayuda a la gente saber de hechos que la amenazan para proceder a cuidarse, como estar al tanto de los avances en la lucha del Gobierno contra la delincuencia.





