Urge a Sinaloa tener la mejor Policía Invertirle a seguridad, ahora o nunca
Indistintamente de cómo sea solucionada o acabe la actual crisis de inseguridad en Sinaloa, a la complicada violencia actual le corresponde la anticipación de los gobiernos estatal y municipales para crear la nueva Policía que se necesitará durante y después de que la tranquilidad y legalidad sean restablecidas en márgenes aceptables. Inclusive la coyuntura de narcoguerra proporciona algunas áreas de oportunidad y la principal es cómo el estado y los municipios se harán cargo de la protección ciudadana.
El componente militarizado, llámese Ejército, Marina o Guardia Nacional, tendrá que irse tarde o temprano ya sea a sus cuarteles o a atender a las demás entidades con aprietos en seguridad pública más fuertes que el de Sinaloa. El apoyo que brinda Palacio Nacional también tiene fecha de caducidad y es ofrecido como atenuante en situaciones complejas como las que enfrenta la zona de Culiacán hasta Mazatlán y territorios intermedios.
Las corporaciones municipales se hallan desarticuladas y desatendidas tanto que ni la función preventiva realizan bien. Es el eslabón más descuidado de la cadena de seguridad pública y la debilidad táctica y numérica las convierte en objetivos fáciles de la infiltración por el crimen y la colaboración con éste. La gente desconfía de sus elementos y los mismos agentes la piensan más de una vez antes de cumplir con la misión de salvaguardas de la Ley y el orden. Sin embargo, con casi 4 mil efectivos en los 20 ayuntamientos, es la institución de mayor proximidad con la población.
La Policía Estatal Preventiva, con unos 800 elementos en activo y casi la mitad de ellos asignados al cuidado de funcionarios públicos, resguardo de instituciones y vigilancia en áreas estratégicas, dispone si acaso de 500 integrantes para participar en la estrategia de respuesta a los dos segmentos del Cártel de Sinaloa escindidos y en pelea por el control de la organización criminal.
Esto significa que el gobierno de Rubén Rocha Moya tendría que redireccionar recursos presupuestales etiquetados para obras y programas públicos, acudir a fondos federales de fortalecimiento de la seguridad e involucrar al sector empresarial que esté dispuesto a sumarse a esta iniciativa para la construcción de paz en la cual una de las prioridades consiste en contar con la mejor Policía que sea posible. Por ejemplo, estados como Nuevo León y Coahuila han implementado sistemas en la materia que los ubican como referentes de vanguardia y profesionalización.
La fuerza pública estatal y municipal, de alrededor de 5 mil policías, tendría que duplicarse para estar al nivel de los estándares internacionales mínimos de 1.8 agentes por cada mil habitantes a los que se ajusta el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, pero todavía demasiado alejado del patrón óptimo que propone la Organización de Naciones Unidas de 300 elementos por cada 100 mil habitantes.
Invertirle a modelos de seguridad pública que sincronicen a policías, fiscalía y jueces en el combate del delito obligaría a que entren en pausa por un año los proyectos del Gobierno de Sinaloa en materia de infraestructura para el desarrollo, tales como obras de vialidad, servicios públicos y desarrollo económico. Para completar la idea, apenas alcanzaría para sentar las bases el crédito de 2 mil 300 millones que el Congreso le autorizó contratar al Gobernador Rubén Rocha Moya.
Aunque aparte del dinero tendría que activarse en paralelo el pacto social en el que todos los sinaloenses empujen en el mismo sentido del esfuerzo de pacificación. Desde la familia, escuela, empresa, quehaceres personales y colectivos, hacer lo propio para crear la nueva generación de ciudadanos que instaure la seguridad con legalidad y civilidad como la única barrera infranqueable ante organizaciones criminales o delincuentes comunes que perseverarán en dominar con el miedo y el plomo.
En fin, tendremos que lograr en primer término contar con la mejor Policía cualitativa y cuantitativamente hablando, porque la apuesta al Ejército está por agotarse a pesar de que demuestra mayor eficacia en la lucha contra el gran crimen. Y los soldados que abandonan a sus familias para venir a proteger a ciudadanos de otros estados, cayendo muchos de ellos en el cumplimiento del deber, están cansados y urge regresarlos a los cuarteles.
¿Lo hará el gobierno de Rubén Rocha? ¿Está dispuesta la sociedad sinaloense a poner su parte en la gran intervención para la mejor Policía posible? ¿El sector negocio coadyuvará con capital privado?
A ras del violento precipicio,
vale la pena el sacrificio,
De colocar a la seguridad
Como tema de alta prioridad.
La investigación área por área está en marcha en Sinaloa y se ve venir en Sinaloa la acción de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana del Gobierno Federal para la restructuración total del aparato de seguridad pública en lo que concierne a mandos policiacos, unidades especiales, policías ministeriales y áreas de Inteligencia para blindar de cualquier riesgo interno los operativos contra la delincuencia. La primera escalera a barrer de arriba hacia abajo es el sistema penitenciario donde armas, drogas y comunicación satelital entran a los penales como las abejas a las colmenas.