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@rodolfodiazf
Para la liturgia católica ésta es la segunda semana de Adviento. El Adviento es un tiempo de espera (cuatro semanas) en que se invita a los cristianos a prepararse a la conmemoración del día elegido para recordar el nacimiento de Jesús (sabemos que se escogió esta fecha para sustituir una fiesta pagana).
La espera del Adviento no es pasiva sino tremendamente activa, semejante a la espera de una mujer embarazada que aguarda expectante y laboriosa al fruto de sus entrañas.
En este tiempo de Adviento no solamente se recuerda la venida de Jesús hace 2 mil años, sino que se anticipa su segunda venida que tendrá lugar al fin de los tiempos.
Por eso, en el Adviento no se invita a colocar nacimientos, arbolitos, luces, escenificar pastorelas e intercambiar regalos. Sí, son buenas todas las prácticas que nos motiven a recordar el nacimiento de Jesús (de hecho, Francisco de Asís fue el primero en instituir la tradición de poner nacimientos), pero lo fundamental es la conversión, el cambio de vida para posibilitar el arribo de una nueva era.
El profeta Isaías (11,1-10) anunció que brotaría un vástago del tronco de Jesé (padre de David) que instauraría una nueva época porque tendría el espíritu de sabiduría e inteligencia, de consejo y fortaleza, de ciencia y temor de Dios, el cual juzgaría con justicia a los débiles, y sentenciaría con rectitud a los pobres. Justicia sería el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos.
Con sugestivas imágenes, Isaías predijo un nuevo paraíso en el que habría convivencia y entendimiento entre todos: Serían vecinos el lobo y el cordero, el leopardo y el cabrito, el novillo y el cachorro, y un niño pequeño los conduciría. Nadie haría daño, nadie haría mal.
¿Cómo vivo el Adviento?