Una historia inconclusa

ÉTHOS
15/04/2025 04:00
    Fueron muchas las obras que Mario Vargas Llosa legó, pero su historia quedó inconclusa, pues todavía restaba mucho por narrar, contar y decir.

    Su voz se apagó, sus ojos se cerraron y su pluma enmudeció. Fueron muchas las obras que legó, pero su historia quedó inconclusa, pues todavía restaba mucho por narrar, contar y decir. Tal vez -eso no lo sé-, se marchó porque tenía algún impedimento que no le permitía escribir, ya que plasmar por escrito sus ideas, fantasías, ideales y vivencias constituía su vida entera.

    La literatura era su razón de ser, como expresó al recibir el Premio Nobel, el 7 de diciembre de 2010, en Estocolmo: “La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos”.

    De hecho, inició su discurso diciendo: “Aprendí a leer a los 5 años... Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida”. Después de leer, su pasión se convirtió en escribir, por lo que agradeció a quienes lo alentaron, pues merced a esas personas: “he podido dedicar buena parte de mi tiempo a esta pasión, vicio y maravilla que es escribir, crear una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, que vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y torna la muerte un espectáculo pasajero”.

    Prosiguió: “Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría”.

    El escritor peruano Mario Vargas Llosa precisó: “La nuestra será siempre, por fortuna, una obra inconclusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra situación perecedera, de derrotar la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible”.

    ¿Sueño, leo y escribo?