Un poco de entendimiento

31/07/2021 04:14
    Se tiene que reconocer que el México de hoy está en serios problemas, independientemente de si han sido provocados o son circunstanciales; la pandemia del Covid 19 ha llevado al límite los recursos nacionales, sociales y personales. Se requiere salvar ya la polémica sobre la escasez y falta de ciertos medicamentos; de la insuficiencia o no de la estructura de salud, así como de los enfrentamientos entre el Gobierno y las empresas farmacéuticas. Ante todo esto, urge un entendimiento entre el sector público y el sector privado sobre la mejor manera de enfrentar esta pandemia y sus consecuencias de contagiados y fallecimientos.

    En primer lugar, agradecer a Gonzalo Herrera, lector de esta columna en Mazatlán, su amable comentario sobre las columnas referentes a “¿A quién creerle?”, pues manifiesta dudas sobre mi actuación en la Secretaría de la Función Pública durante el sexenio de Felipe Calderón. Con mucho gusto informaré en columna posterior sobre los logros y avances que se tuvieron en ese sexenio.

    En México existe el inédito fenómeno socio-político de la falta de entendimiento entre los actores principales, líderes de opinión y dirigentes políticos con el gobierno en turno que, dadas las circunstancias se concentra en las declaraciones, acusaciones y denuncias del Presidente López Obrador y sólo eventual y marginalmente con algún otro alto funcionario del Gobierno.

    Se tiene que reconocer que el México de hoy está en serios problemas, independientemente de si han sido provocados o son circunstanciales; la pandemia del Covid 19 ha llevado al límite los recursos nacionales, sociales y personales. Se requiere salvar ya la polémica sobre la escasez y falta de ciertos medicamentos; de la insuficiencia o no de la estructura de salud, así como de los enfrentamientos entre el Gobierno y las empresas farmacéuticas. Ante todo esto, urge un entendimiento entre el sector público y el sector privado sobre la mejor manera de enfrentar esta pandemia y sus consecuencias de contagiados y fallecimientos.

    Ya no se trata de si son más de 200 mil o de 600 mil muertos, sino de que ya no haya más. Ya el tema no debiera ser buscar el culpable de la escasez de medicamentos sino de cómo lograr que los enfermos tengan los necesarios por su salud; a ellos ya no les importa quién es el culpable sino una solución a su problema.

    Lo mismo puede decirse de los problemas en la economía nacional y en las economías personales de los ciudadanos, que han perdido empleos e ingresos y están engrosando las filas de la pobreza y de la miseria. No ha sido posible que se reúnan los líderes empresariales con el Presidente y sus economistas para reconocerse mutuamente en cuanto al papel de cada quien. Los empresarios están para crear más empresas, para crear empleos, generar ingresos y obtener utilidades por su actuación, ya que la mejor forma de evaluar la eficacia y la eficiencia de una empresa es la obtención de utilidades, pues las empresas con pérdidas muy pronto desaparecen con su secuela de pérdida de empleos y de ingresos en la economía; por otro lado, la mejor forma de evaluar la efectividad y la eficiencia de un gobierno está en la calidad y cantidad de servicios que presta a la sociedad; el Gobierno busca siempre el equilibrio entre ingresos y gastos públicos; tan malo es que falte presupuesto como que se tenga sobrante, porque eso indica que no se gastó en algún servicio público.

    La situación económica del País, con su desempleo, mayor pobreza y miseria, así como la escasez de servicios en educación, salud y oportunidades para crecer, debieran ser suficientes para que Gobierno y sector privado se sienten a buscar algún tipo de entendimiento sobre cómo sacar del bache al País, dejar de atacarse y descalificarse y ceder un poco, o un mucho, en sus posicionamientos políticos e ideológicos.

    Otro elemento que distorsiona mucho la búsqueda de soluciones consensuadas es el de la feroz controversia que existe entre Gobierno, llámese López Obrador, y los medios de comunicación, llámese prensa, radio o televisión. Ha sido imposible, no sólo que se acepten, sino siquiera que se sienten a dialogar aunque sea con el doble o triple de la “sana distancia pandémica” y que reconozcan mutuamente el papel de cada quien, que se vea la necesidad de una buena prensa y de un buen gobierno, reconociendo como buena prensa la que informa objetivamente los acontecimientos buenos y malos y reconociendo que un buen gobierno requiere que sus actividades se conozcan y se logre la colaboración social en las políticas y servicios públicos.

    Los medios de comunicación deben informar de lo que hace y de lo que no hace y debiera hacer el Gobierno y éste debe otorgar servicios públicos, independientemente de lo que diga o no diga la prensa escrita o hablada.

    Urge también un mínimo de entendimiento entre Gobierno e investigadores en innovación y competitividad, de cuyos resultados se pueden beneficiar gobierno, empresas, universidades y sociedad en general.

    En fin, la situación del País requiere al menos un poco de entendimiento, aceptación y humildad para reconocer que “el otro” tal vez tenga razón en algunas cosas, todo para bien de este sufrido México.