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"Opinión"

"Un juego malicioso"

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    47 años de Noroeste y de ellos 22 colaborando en este gran viaje.

     

    Héctor Melesio Cuén Ojeda, como ha sido su costumbre ya se subió a la plataforma de ventas de la marca PAS. Ofrece una estructura territorial electoral que a la vista de cualquier candidato a gobernador resulta atractiva porque está vinculada a la militancia y la distribución que tiene la UAS en municipios y sindicaturas.

    A la vista de los operadores de cualquier partido es imposible superarla con sus seccionales. Y, por lo tanto, así de sencillo, lo recomendable es buscar la alianza con esta formación política. Así sucedió en 2010 cuando su antecedente la asociación Cuenta conmigo le vendió la idea a Jesús Vizcarra, el candidato fallido del PRI, pero los 120 mil votos que había ofrecido simplemente no llegaron a la contabilidad tricolor.

    Vizcarra fue derrotado en toda la línea por el “independiente” Mario López Valdez y, curiosamente, Cuén Ojeda obtuvo la mayoría de los votos en Culiacán y se convirtió en su flamante alcalde. Cargo que por razones no del todo claras tuvo que abandonar en 2011.

    En 2012, todavía como líder de la asociación Cuenta conmigo, encabeza la fórmula de mayoría al Senado de la República con la marca del Panal y es derrotado tanto en la de mayoría como en la senaduría de primera minoría que correspondió al PRI y al PAN, respectivamente.

    Ese mismo año decide constituir el Partido Sinaloense para participar con esa marca en los comicios locales de 2013 y lo hace en forma exitosa al convertirse en tercera fuerza electoral. Aun cuando no logra ningún triunfo de mayoría la dispersión territorial de su voto le granjeó cuatro diputados de representación proporcional. Uno de ellos para Cuén.

    En las elecciones federales de 2015 la recién aprobada figura de los candidatos independientes o sea para los sin partido, fue aprovechada por Cuén para postular como candidatos a connotados miembros del PAS, ya que la ley tenía un vacío que permitía que los militantes de los partidos estatales pudieran aprovechar esta nueva figura en el diseño institucional.

    Así, postuló, como candidatos independientes a tres de sus militantes con un resultado catastrófico porque solo unos miles se tragaron la píldora de que eran candidatos sin partido como sí lo fue Manuel Clouthier, quien ganó ampliamente bajo esa figura el Quinto Distrito Electoral de Culiacán.

    Llegó 2016 y Cuén Ojeda se postula como candidato a gobernador. Y, logra su mayor éxito, pues con 260 mil votos fue la segunda candidatura más votada con un 26 por ciento de la votación emitida. Pero aun con ese escalamiento electoral fue un nuevo fracaso. No obstante, logra tener seis de los cuarenta diputados del Congreso del Estado. Una representación que le convierte automáticamente en un partido bisagra para las iniciativas de reforma constitucional y reglamentarias. Vende caro sus votos.

    Quirino Ordaz, el nuevo Gobernador, va hasta su casa para tomarse la foto y una vez que se retiró el mandatario Cuén salió a declarar que en el estado habría “cogobierno”, es decir, que el PRI y el PAS compartirían el poder olvidando la máxima maquiavélica de que “el poder se ejerce no se comparte”.

    Aunque, claro, se le garantizaba la conservación absoluta de su poder en la UAS en detrimento de quienes exigían democracia, transparencia y rendición de cuentas. Así, Juan Eulogio Guerra logra su segundo periodo como Rector en medio de críticas de académicos por su desempeño y la reactivación de iniciativas de reforma universitaria. Que en el Legislativo fueron bloqueadas para que no prosperaran, incluso en esta legislatura, la morenista.

    Llega así el 2018 en un ambiente de efervescencia por la figura de López Obrador que iba en caballo de hacienda en la tercera postulación presidencial. Los cálculos que se hicieron en los partidos y entre los analistas sinaloenses fue que la competencia por la Presidencia de la República estaba definida y se expresaba en las encuestas de intención de voto.

    Pero, otra cosa distinta era en los estados, donde Morena y sus aliados no pintaban mayormente, salvo con algunas excepciones. Y no les faltaba razón, Morena Sinaloa tenía escasamente dos diputados y algunos regidores, además de que la dirigencia estaba acéfala desde que fue destituida por ejercer la crítica interna.

    Con este diagnóstico, el llamado que hacía López Obrador de que se votara en línea no se le veía futuro. Y fue así como cada partido estableció sus alianzas. Cuén Ojeda optó por el PAN que traía como candidato a Ricardo Anaya, el más joven de todos los candidatos y al que se le veía con mayores posibilidades de derrotar a AMLO. Se agendó por segunda ocasión la cabeza de fórmula de mayoría al Senado de la República. Atrás estaban los 260 mil votos que había obtenido como candidato a gobernador y se pensaba que podrían activarse nuevamente para alcanzar al menos la senaduría de primera minoría.

    Logra 240 mil votos, pero muy lejos de los 600 mil que obtienen Rocha Moya e Imelda Castro, gracias al tsunami obradorista. Una nueva derrota que lo lleva a declarar que en 2021 no estaría en la papeleta electoral. Había el reconocimiento tácito de que había llegado a su techo electoral. No tenía ninguna posibilidad de alcanzar la gubernatura.

    Quizá, por eso, a sus más cercanos les confiaba que en el 21 no se equivocaría e iría con el ganador. Y no es difícil imaginar para él cuál era la marca mejor electoral posicionada y quién el candidato a vencer.

    Vienen las fotos en las redes sociales de él con Rocha Moya, aunque también las declaraciones de que “siempre nos ha ido mejor cuando vamos solos”. Lo cierto es que además de la necesidad de dar oxígeno a su partido, que en esta legislatura solo logró una diputación que irónicamente correspondió a la esposa de Cuén Ojeda, está la necesidad de blindar su plataforma de poder en la UAS.

    En los últimos meses se han hecho visibles los desencuentros con la SEP, la SHCP y la ASF por el suministro y manejo de los recursos públicos asignados a la Universidad, incluso esta semana el Rector anuncia que este mes Hacienda le retendrá 100 millones de pesos que adeuda y eso impactará en el pago de las quincenas.

    Entonces, el activismo clientelar que estamos viendo del PAS en todo el estado a raíz de la crisis sanitaria busca aceitar la maquinaria de la estructura filo universitaria para ofrecerse a Rocha Moya.

    Quien, de acuerdo con indicios manifiestos, Cuén juega a la cercanía con este grupo de poder como antes lo hicieron quienes tomaban las decisiones sobre las alianzas que llevaron a los sucesivos fracasos y triunfos que aquí hemos relatado.

    En fin, ¡al tiempo!