Un baile de máscaras

    Cuando alguien sufre de una prolongada enfermedad, se encuentra postrado o su periodo de vida ha excedido el límite esperado, resulta normal que ansiemos llegue ya el momento de su reposo y descanso. Sn embargo, cuando era una joven promesa que despuntaba con una ascendente trayectoria, nos parece una jugada muy desafortunada.

    El 16 de junio falleció la soprano belga Jodie Devos, quien contaba con tan sólo 35 años, a causa de un cáncer de mama. Siempre es lamentable la muerte de una persona joven, brillante, talentosa y a quien se augura una larga carrera de triunfos.

    Cuando alguien sufre de una prolongada enfermedad, se encuentra postrado o su periodo de vida ha excedido el límite esperado, resulta normal que ansiemos llegue ya el momento de su reposo y descanso. Sn embargo, cuando era una joven promesa que despuntaba con una ascendente trayectoria, nos parece una jugada muy desafortunada.

    Su reconocimiento internacional comenzó al ganar el segundo premio y el premio del público en el Concurso Reina Isabel de Bélgica en 2014. Su tesitura alta la llevó a ser catalogada como una soprano de coloratura que alcanzaba grandes registros. No era muy conocida en México, pero había triunfado y realizado exitosas presentaciones en muchos países europeos y en Estados Unidos, Canadá y Brasil.

    Ante esta noticia no podemos menos que recordar el deceso del barítono ruso Dmitri Hvorostovsky, quien falleció en 2017, a los 55 años, víctima de cáncer cerebral. Es cierto que ya había vivido 20 años más que Devos, pero aún tenía mucho terreno por delante en su carrera profesional, ya que gozaba de una excepcional voz.

    Titulamos esta columna “Un baile de máscaras”, porque Devos canceló varios compromisos laborales al agravarse, entre ellos su participación en la ópera “Un ballo in maschera”, en el mes de febrero. Por su parte, Hvorostovsky, había concentrado sus últimas actuaciones solamente a papeles verdianos, entre los que incluía “Un ballo in maschera.

    En nuestra vida podemos disfrazarnos como si fuera un baile de máscaras; sin embargo, ante la muerte, no caben máscaras.

    ¿Vivo un baile de máscaras?