Durante décadas, en todo México se ha impulsado una política agraria que ha incrementado los niveles de pobreza entre la población rural; que viven en condiciones precarias y con muy poco valor agregado a sus productos, lo que ha provocado un despoblamiento de estas zonas mediante una migración rural-urbana. Una opción para detener esa migración hacia las ciudades, y que ha tenido éxito en algunos estados del sur de la República es impulsando el turismo rural.
Todo el estado de Sinaloa es muy rico en recursos naturales y culturales, pero la región sur, y particularmente las zonas rurales son muy atractivas para impulsar este tipo de turismo. Y es que el turista internacional, busca cada vez más, nuevas experiencias que complementen el tradicional “sol y playa”.
Algunos problemas que surgen en los destinos de turismo rural son la desigual distribución de los recursos generados de la actividad, así como el impacto negativo en el medio ambiente en esas zonas.
En ese contexto es que ha surgido el Turismo Comunitario, este fomenta el consumo de productos locales, permitiendo redistribuir el ingreso obtenido a través de esta actividad entre otras familias que se dedican a la agricultura o ganadería dentro de la misma comunidad, además de concientizar a los visitantes sobre el consumo responsable en cada destino visitado.
Por ejemplo, un restaurante de un pequeño pueblo, da empleo a los lugareños como meseros, cocineros, etc. Pero también demanda insumos como hortalizas, verduras, carnes de la misma comunidad, generando así un desarrollo endógeno.
Este nuevo turismo está permitiendo la posibilidad de ofertar servicios turísticos al mercado desde las potencialidades de cada comunidad, dinamizando la economía local, logrando la redistribución de ingresos y beneficios generados entre la mayor cantidad de actores y actrices locales.
El turismo comunitario surge como una alternativa distinta al turismo masivo, generalmente practicado en comunidades rurales en los países del sur global, promovido por organizaciones académicas y organizaciones no gubernamentales. Este tipo de turismo es una forma de organización sustentada en la propiedad y la autogestión de los recursos patrimoniales con prácticas democráticas y solidarias en el trabajo y en la distribución de los beneficios generados por la prestación de servicios turísticos.
En algunas áreas rurales del municipio de Mazatlán, han surgido de manera casi “natural” casos exitosos en pequeña escala, como en La Noria y El Quelite, pero hay otras localidades en los municipios de San Ignacio, Concordia, El Rosario y Escuinapa, que tienen un gran potencial turístico. El asunto es que los pobladores por sí mismos requieren de la asesoría y el apoyo gubernamental para emprender proyectos productivos con enfoque sostenible.
En el caso de Sinaloa, un elemento que representa un desafío para impulsar el turismo rural, es por supuesto la inseguridad. Quizá la actividad turística es la más sensible ante sucesos violentos. Entonces para poder impulsar el turismo es necesario garantizar primero la seguridad a los visitantes en estas localidades.
Es cuanto...