Es un error pensar que el arribo de personajes como Trump o Milei como jefes de estado se deben sólo a la incompetencia de los electores para tomar decisiones. Trump, como otros jefes de estado que son electos por la vía democrática, son en mayor medida responsabilidad de sus contrapartes.
Los gobiernos en el caso de Estados Unidos del Partido Demócrata han fallado una y otra vez con el poder en demostrar porque son la opción correcta para dirigir al país. Los discursos “buena onda” no son suficientes y la incapacidad de tomar postura en los temas críticos de la opinión pública les pasa factura cuando otros, con discursos que son abiertamente radicales, o reaccionarios, se hacen presente.
El mundo occidental, demócrata, tiene desde hace rato una crisis seria. El fascismo de la mano del populismo se levanta. Casi como manual, Jason Stanley del que he escrito en columnas anteriores, describe algunas claves para identificarlo: El uso de propaganda nacionalista, la glorificación de un pasado idealizado, la creación de divisiones mediante “enemigos” internos o externos, el ataque a la verdad y a los expertos y la creación de una identidad grupal excluyente.
No cuesta mucho trabajo después de leer el ensayo, o las conclusiones que aquí presento, identificar que es casi una receta de cocina para los gobiernos o candidatos como Trump, seguido por el desmantelamiento de las instituciones.
En ese ensayo, uno entiende porque un negacionista del cambio climático como Trump, con discursos abiertamente racistas o xenófobos tiene apoyo de personas racializadas y migrantes, por más increíble que parezca.
En otros artículos he hablado de cómo el desmantelamiento de la verdad y de las instituciones que aseguran la corrección de datos, cifras e información veraz son uno de los primeros objetivos de estos personajes cuando llegan al poder, y es que necesitan la mentira para sostener su sistema de propaganda.
Y aunque es importante mencionarlo, ofrezco una disculpa por ser reiterativo. Sin embargo traigo todo este contexto a colación porque aunque podemos achacarles todo un análisis a estos personajes, lo que pretendo es invitar a la reflexión y la autocrítica para aquellos que nos consideramos opositores, opositores a lo que representan y a lo que comunican.
En general podemos decir que las deudas del gobierno de Biden (como de todos los demócratas) no terminan de aminorar las diferencias estructurales y las crisis que sus gobiernos manejan.
No terminan por ser atractivos en su propuesta fiscal, no terminan por convencer con una reforma migratoria, por dar un ejemplo, en el primer mandato de Obama, se deportaron 3.2 millones de migrantes, en el de Trump apenas los 2 millones, esto atiende a muchas variables distintas, de una realidad mucho más amplia pero sí nos permite observar las disonancias entre las narrativas y sus realidades; en el tema de cambio climático, a pesar del discurso negacionista de Donald Trump, la realidad es que la administración de Biden fue insuficiente al momento de cumplir los objetivos de la reducción de emisiones, y por supuesto, la inflación, el persistente aumento del costo de vida y la política de gasto como principal herramienta de crítica de los gobiernos demócratas.
Esta derrota no sólo tiene que replantear muchas preguntas respecto a cómo funcionamos como sociedad, sino también cómo funcionamos como contrapeso, cómo nos involucramos en los temas que nos afectan y que dejamos pasar como meros espectadores.
En nuestro gobierno, por ejemplo, están por desaparecernos, como señalé también en mi artículo anterior, el INAI (Instituto Nacional de Acceso a la Información), justo frente a nosotros, y hemos sido y por lo visto seremos incapaces de hacer que suceda lo contrario. Pero ¿con quién marchamos? ¿Con Alito y el PRI, con Marko y el PAN, con el desaparecido PRD, o que tal con el partido de Dante Delgado, MC?, la oposición es una pena, tanto como los oficialistas abnegados que renunciaron a su criterio si es que alguna vez existió alguno, las democracias se van al abismo y mientras tanto nosotros seguimos ocupados resolviendo el diario.
Por eso me parece tan importante que la Oposición reflexione, que cada uno reflexione sobre lo que ha podido hacer y no ha hecho. Si seguimos pensando en términos de lo que el otro hace mal, aquí nos van a encontrar.
Gracias por leer hasta aquí.
Nos leemos pronto.
Es cuánto.
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@isaacarangureconacentoenlae