jorge.ibarram@uas.edu.mx
-
La industria turística es una de las actividades que peor remunera a sus trabajadores. La mayoría de los hoteles en Mazatlán ofrecen a sus empleados salarios apenas por encima de las prestaciones de ley, y mientras, lo justifican mediante el incentivo de las propinas, como si esta compensación fuera pagada por la empresa.
Anteriormente los puestos de trabajo relacionados al turismo eran percibidos en el puerto como empleos temporales, pero muy atractivos para jóvenes con ganas de conocer extranjeros y practicar el inglés. No obstante, conforme el turismo se fue haciendo predominante, la hotelería y los restaurantes se comenzaron a volver el sostén de familias completas que ahora debían conformarse con la inestabilidad de unos salarios soportados a base de propinas.
Las propinas son un ingreso degenerativo en el bienestar de los trabajadores, ya que no se contabilizan como parte de las remuneraciones totales que sirven para calcular el pago de aguinaldos, primas vacacionales y pensiones. Por eso en muchas ocasiones, cuando se liquida a un trabajador, se le despacha con apenas unos cuantos pesos en la bolsa, pues desde un inicio la contratación estaba registrada con el mínimo.
Las propinas también son una forma de evadir impuestos que contribuyen al bienestar general. Al evitar ofrecer un salario digno, las empresas disminuyen sus aportaciones al Seguro Social y a los fondos para la vivienda. Esto es particularmente una desventaja para los asalariados que habitan ciudades turísticas, donde el costo para adquirir una casa es más elevado por la dinámica especulativa del sector inmobiliario.
Más todavía, las propinas suelen representar una fuente de conflicto que pone en confrontación a la clase trabajadora. Las discrepancias que surgen sobre el reparto de lo que se colecta crea un ambiente hostil de competencia y rivalidad. Esta situación merma la solidaridad y la confianza, elementos indispensables para la organización y lucha por mejores condiciones.
Muy de la mano con la lógica evasiva de las propinas, la subcontratación es otra práctica común en la industria turística, donde las grandes cadenas hoteleras suelen utilizar empresas paralelas, para no repartir sus ganancias reales por concepto de utilidades.
Esto posiblemente fue lo que ocurrió en el hotel Pueblo Bonito Emerald Bay de Mazatlán, donde esta semana un grupo de trabajadores inconformes se fue a paro, con la intención de manifestarse por la escasa retribución que les llegó este mes en que se pagan las utilidades.
Y qué paradójico es que mientras la gente del Pueblo Bonito batalla para recibir lo justo, su Patrón, Ernesto Coppel Kelly, se haya visto beneficiado con los impuestos que estos mismos trabajadores aportaron, para la construcción del nuevo acuario de Mazatlán, que el anterior Gobernador, su primo Quirino, le entregó antes de concluir su mandato.
El alzamiento de los trabajadores del sector turístico es un signo más del inequitativo modelo de desarrollo que experimentan las ciudades turísticas en México, donde trabajar por propinas no corresponde a una justa y digna retribución.