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"DESDE EL ICAMI"

"Todos somos Sísifo"

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    Sísifo según la mitología, fue una persona muy astuta que había logrado engañar a la muerte. Para no meterme a la historia mitológica, me quiero centrar en el castigo que le fue impuesto. Subir cargando una roca por una montaña y antes de llegar a la cima, la roca se ponía muy pesada y se le caía hasta el principio y así volvía empezar, una, otra, y otra vez.

    Finalmente, su tragedia fue darse cuenta, que todo el esfuerzo por llegar a la cima, sería vano, tendría que repetirlo sin cesar, sin conseguirlo; y como dijo Albert Camus: “No hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza”.
    En estos días de pandemia, con tantos cambios y temores, es indispensable poner atención a nuestras actitudes, ya que aportan valiosos elementos para predecir nuestras conductas, que, según la psicología conductista, modifican nuestros comportamientos. Es decir, como reacciones ante cada noticia o situación, producirá una serie de patrones constantes y repetitivos dando origen a un comportamiento.
    La actitud es la forma de actuar de una persona, el comportamiento que emplea un individuo para hacer las cosas. Puede considerarse como una forma de motivación secundaria, a diferencia de la biológica que impulsa y orienta la acción hacia determinados objetivos y metas.
    Las actitudes determinan nuestro ánimo, se manifiestan por las reacciones repetidas, que nos llevan a sentir y actuar de una manera determinada.
    Dice Viktor Frank, célebre psiquiatra, filósofo y escritor, “Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su camino”.
    Es interesante como algunos grandes pensadores de la antigüedad, sentaban, sin ellos quererlo así, las bases que ahora ayudan a transformar nuestra mente, re encuadrando nuestros pensamientos, por ejemplo, las máximas romanas que dicen: “No te preocupes por lo que pueda suceder, porque de todo puedes sacar provecho y hacer buen uso, hasta un contratiempo puede convertirse para ti en manantial de alegrías, o si un espantoso jabalí se te pone delante, mayor será el combate y más gloriosa la victoria; Pero ¿y si muero en la refriega? – pues ¡morirás como un héroe!”.
    Bueno héroe, ahora volvamos a la antigua Grecia con Sísifo, y al verlo en mi mente, cargando esa piedra, expreso mi sentir con estas palabras: ¡Qué absurdo! ¡Ilógico!, trabajar sin sentido, pensando que nuestro trabajo y esfuerzo es inútil, infructuoso, que la cima es solo una ilusión, algo inalcanzable, que estamos destinados a perseguir, sin oportunidad alguna de llegar.
    Y me imagino queriendo ayudar y le grito, ¡Vamos Sísifo, tú puedes! ¡lo lograrás! ¿cuánto tiempo funcionará este camino?, ¿quién desistirá primero?, ¿qué actitud tomará Sísifo ante esta motivación? O bien, le hablo como un experto, como lo suelen hacer los que están por fuera, y le señalo la mejor manera de cargar esa piedra, cuál es el mejor agarre, dónde aplicar la fuerza, el ritmo, etcétera. ¿le ayudaría? Probablemente sí. Pero seguro que se volverá experto, pues lo repetirá por la eternidad.
    Entonces todo se resume a lo intrínseco, a la actitud con la que cargamos la piedra, a la elección de la actitud personal. Y aunque no te conozco personalmente, ni sé con qué estás luchando, creo que todos hemos estado en ese lugar de Sísifo y por eso te dejo estas palabras de un gran filósofo literario: “Este universo en adelante sin dueño no le parece estéril ni poco importante. Cada uno de los granos de esa piedra, cada fragmento mineral de esa montaña llena de obscuridad, forma por si solo un mundo. La lucha por llegar a la cumbre basta para llenar el corazón de un hombre. Por eso hay que imaginarse a Sísifo, pero feliz”. Albert Camus.
    francisco.quintero@icami.mx
    Gerente de Vinculación de Proyectos.
    ICAMI, Centro de Formación y Perfeccionamiento Directivo.