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La edición 2020 del Día Internacional de la Mujer se estará desarrollando bajo la temática: “Soy de la generación igualdad: por los derechos de la mujer”, con el ánimo de mantener viva la llama femenina que ilumina la larga lucha que ha mantenido la mujer en su búsqueda de respeto hacia su persona y de oportunidades laborales y políticas, dentro de un marco de igualdad con el llamado sexo fuerte, adjetivo al que muchos no le hacen honor, en ningún sentido.
Los historiadores nos cuentan que uno de los primeros movimientos sociales femeniles lo encuentran figurado en la comedia Lisístrata, escrita por el guionista griego Aristófanes y estrenada en el año 411 a.C., cuyo argumento es una exitosa huelga sexual promovida por mujeres para lograr la paz entre atenienses y laconios.
Otro referente de la mujer que en la antigüedad luchó por su libertad e igualdad de género, es el caso de Hipatia (370-415 d.C.), quien rompiendo todos los cánones de su época, se dedicó a la enseñanza de las matemáticas, filosofía, astronomía y cuestionó al cristianismo, lo cual, le costó la vida al ser mutilada por una turba de fanáticos cristianos.
Los historiadores nos siguen contando que en 1789, durante la Revolución Francesa, las mujeres parisinas externaron su reclamo de libertad, igualdad y fraternidad, volcando sus exigencias en la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, redactada por la escritora Olympe de Gouges.
En nuestro país, destacan el primer congreso feminista realizado en 1916, que contó con los auspicios del sinaloense Salvador Alvarado, en ese entonces Gobernador de Yucatán, y cuyas organizadoras, procuraban la igualdad entre hombres y mujeres en la vida política, lo cual, para los opositores significaba la crisis de la familia y el desorden social.
Los propósitos de aquel evento, sin que le antecedieran pintas y actitudes violentas, cristalizaron de manera plena hasta el año 1953, cuando se reconoce plenamente la ciudadanía a las mujeres, con el obvio derecho de votar y ser votada. En ese movimiento se destaca las figuras de Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto, Juana Belem Gutiérrez y Esther Chapa.
Hechos y personajes como los referidos, por cierto, no aludidos por las feministas, se han desgranado hasta llegar al año 1975, en el que la ONU oficializa el día 8 de marzo de cada año, como Día Internacional de la Mujer. Se escogió dicha fecha para hacer un recordatorio del 8 de marzo de 1917, día en que las mujeres rusas organizaron una huelga para exigir pan y paz, ante la muerte de más de dos millones de soldados rusos en acciones de guerra.
El día 8 de marzo de 1910, también es referido como la fecha en la que una española, de nombre Emilia Pardo Bazán, pudo obtener matrícula universitaria. Y por supuesto al de 1857, día en que cientos de trabajadoras de la industria textil de Nueva York, salieron a protestar por los bajos salarios que recibían, y en respuesta, las autoridades se les fueron encima terminando con la vida de 120 manifestantes.
Historia y hechos actuales sobran para justificar la protesta femenil en todo el mundo y en nuestro país, en el que los usos y costumbres, aunados a la espantosa impunidad, han servido de combustible para que la violencia de género alcance niveles insospechados.
Se entiende y se aplauden las marchas de protesta que hoy 8 de marzo se realizarán en todo el país, al igual que la intentona de paro general femenil planeado para el día 9, bajo el lema “El 9 ninguna se mueve”.
Sin embargo, también hay que señalar que el noble propósito del movimiento femenil mexicano ha sido aprovechado por los adversarios del Presidente de la República y estarán participando de manera abierta y descarada, entre otros la Coparmex, quien de manera anti natura empresarial, está alentando el paro laboral femenino.
Todo ello, provocado por la torpeza política de Andrés Manuel, a quien de manera inaudita, le falló su olfato político para no entender el fondo de la causa femenil ¿por cansancio que ya se refleja un su rostro mañanero? ¡Buenos días!