“Tengo un sueño” fue uno de los discursos con mayor fuerza e inspiradores del Siglo 20, fue pronunciado el 28 agosto de 1963 en Washington D.C. por Martin Luther King Jr. desde las escalinatas del monumento a Lincoln, durante la marcha por los derechos civiles en Estados Unidos. En esos años la segregación racial era el principal problema de la sociedad estadounidense.
Con una disculpa al doctor Luther King, yo también tengo un sueño, pero para Sinaloa.
Hoy les digo a ustedes, amigas y amigos míos que, a pesar de las dificultades de la actualidad, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado y espero alcanzar a verlo hecho realidad algún día.
Sueño que un día viviremos en un Sinaloa sin violencia criminal. Sueño en una sociedad en la que desaparezca la violencia de género. Tengo en mis sueños una sociedad en la que no exista la violencia motivada por ningún tipo de odios; en la que las mujeres se sientan seguras en la calle, pero también en sus casas. En la que mis amigas y amigos LGBT+ sean felices y libres de amar.
En este gran estado nunca podremos estar satisfechos cuando desaparecen a nuestras hijas e hijos para no volverlos a ver más. Nunca podremos quedar conformes mientras haya una sola persona desaparecida o encontrada en fosas clandestinas. ¡Mientras están literalmente matando a nuestras niñas! No, no; no estamos satisfechos y no lo estaremos hasta que respeten la vida de inocentes.
Tengo ese hermoso sueño en el que las madres y padres; hermanos y hermanas, al fin tengan en sus brazos a sus seres queridos desaparecidos. Sueño en que mis dos pequeñas hijas crezcan en un estado en el que puedan salir a la calle sin temor alguno de no volver a verlas. En el que no sufran de discriminación y violencia sólo por ser mujeres.
Cómo estar conformes en un lugar donde ser periodista es uno de los trabajos más peligrosos. Donde expresarte libremente es ponerte en la mira de un arma. No podemos ser indiferentes en un ambiente en el que, si eres defensor de libertades, te juegas literalmente la vida.
No olvido que muchos de quien lee estas palabras han pasado grandes pruebas y tribulaciones. Algunos de ustedes están en las ciudades y llegaron desplazados desde zonas donde su libertad los ha dejado golpeados, que huyen de las tormentas de la persecución y fueron sacudidos por la violencia.
En aquel 28 de agosto de 1963, Martin Luther King pedía a los afroamericanos volver a Mississippi, Alabama, Georgia y Louisiana, con la esperanza de que la segregación acabaría. Hoy cómo quisiera decir a los migrantes forzados de Sinaloa que vuelvan a sus hogares. Que son libres de volver a los pueblos que aman y extrañan; a la tierra que los vio crecer.
Hoy, a pesar de la realidad que nos tocó vivir, exclamo con voz alta: ¡Qué maravillosa es la gente de Sinaloa! Desde Teacapán hasta Choix; desde la costa a las altas montañas. Por eso, es que hoy queremos paz y tranquilidad, lo deseamos en Culiacán, pero también en Mazatlán. Lo deseamos en cada pueblo; en los valles y en las zonas serranas. Como lo dice nuestro himno: “...si nos dan a escoger paz o guerra, a la paz damos todo el valor”.
Hoy los invito a que con esta fe trabajemos juntos, luchemos juntos, defendamos juntos la libertad, sabiendo que algún día este sueño se hará realidad.
Es cuanto....
Tuve el privilegio en días recientes, de ver en el cine la premier del documental “A qué sabe Sinaloa”. Al salir de la sala me sentí super orgulloso de haber nacido en esta tierra, llena de recursos naturales y culturales, pero, sobre todo, cuna de gente buena, trabajadora y apasionada con lo que sea que hagan. Gracias al equipo de Noroeste por mostrar al mundo lo que realmente es Sinaloa.
