Mientras México debate sobre sus nuevos libros de texto, a nivel internacional la discusión se centra sobre el impacto de la tecnología digital en el aprendizaje tras la publicación del informe de la UNESCO “Tecnología en la educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?”.
La idea central del informe es que el uso inapropiado o excesivo de la tecnología puede perjudicar más que beneficiar a los sistemas educativos. Para que la tecnología sea un factor positivo para el aprendizaje y bienestar de los estudiantes debe ser adoptada con mucho cuidado. Entre múltiples recomendaciones, el reporte plantea la importancia de apostar por tecnologías que ofrezcan pruebas causales de su impacto, de nivelar brechas de conectividad y de adoptar tecnologías sólo a partir de su capacidad de adaptarse a problemas y contextos diversos. Especial mención merece la advertencia sobre los riesgos del excesivo uso tecnológico, conectando con debates como la prohibición de celulares en las escuelas que hoy se da en muchos países.
En el caso de México, el informe ofrece dos oportunidades para reflexionar sobre el uso de tecnología en el sistema educativo. Estos son la adaptación a la enseñanza remota durante la pandemia de Covid-19 y la creación de la Telesecundaria.
El informe señala que México fue el país de ingreso medio alto más gravemente afectado por las pérdidas de aprendizaje causadas por los prolongados cierres de escuelas y la falta de conectividad a Internet. Situación que la estrategia de contenido televisivo “Aprende en Casa” no pudo mitigar. Esto, debido a que como un sondeo de Mexicanos Primero Sinaloa demostró, la mayoría de las interacciones entre docentes, familias y estudiantes durante ese periodo ocurrieron a través de WhatsApp.
Décadas antes, la misma tecnología televisiva que sería ignorada durante la pandemia era la protagonista en el proceso de creación de la Telesecundaria. Esta innovación educativa diseñada para brindar educación en contextos rurales, combinaba entrega de contenido televisivo, materiales didácticos y figuras educativas especialmente preparadas para trabajar con los estudiantes. Este modelo permitió un aumento del 18 por ciento en la matrícula secundaria entre 1970 y 2000. Sin embargo, actualmente la Telesecundaria es vista como una oferta de baja calidad, debido a bajos resultados en pruebas estandarizadas que se solían utilizar en el país. Resultados que en gran medida son más bien un reflejo de enormes desigualdades socioeconómicas que de la eficacia de una tecnología.
Vale la pena que este reporte y sus principales ideas ganen protagonismo en el debate sobre la educación en el país. En México, el uso de tecnologías tradicionales como los libros de texto, o de herramientas recientes como la Inteligencia Artificial debiera ponderarse siempre en función de su aporte a la superación de las profundas desigualdades en nuestra educación y sociedad.
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