Wikipedia: Educado en Yale , William Howard Taft fue seleccionado (dizque elegido) en 1909 para Presidente de los Estados Unidos, sucediendo en el cargo a Theodore Roosevelt. Durante su mandato el Congreso aprobó dos importantes enmiendas: la decimosexta, por la que se podía recaudar impuestos tomándolos directamente del ingreso, y la decimoséptima, por la que se podía elegir directamente a los senadores. En octubre de ese mismo año concedió dos entrevistas: la primera en El Paso, Texas y la última en Ciudad Juárez, realizada en la aduana fronteriza, ubicada en la Avenida 16 de septiembre, siendo así, las primeras entrevistas hechas en la frontera sur de Estados Unidos y en México, al hacer una visita de Estado al entonces Presidente mexicano Porfirio Díaz.
Durante el gobierno de Francisco I. Madero , Taft tuvo quejas respecto de las amenazas del embajador Henry Lane Wilson, quien apoyó al General Victoriano Huerta para tramar su traición. Años después también conoció al Presidente mexicano Plutarco Elías Calles.
En 1904, Roosevelt designó a Taft como Secretario de Guerra. Esta designación permitió a Taft mantenerse involucrado en Filipinas además de que Roosevelt le aseguró a Taft que lo apoyaría para su posterior designación en la corte, mientras Taft accedía a apoyar a Roosevelt en la elección presidencial de 1904. Roosevelt tomó las decisiones básicas referentes a los asuntos militares, empleando a Taft como un vocero cosmopolita que haría campaña para la reelección de Roosevelt en 1904. De la designación de Taft, Roosevelt declaró, “Si hubiera tres como tú; podría designar uno a la corte, uno al departamento de guerra y uno a las Filipinas”. Taft se reunió con el emperador de Japón, el cual lo alertó de la probabilidad de guerra con Rusia. En 1905, Taft se reunió con el Primer Ministro japonés Katsura Taro. En esa reunión, ambos firmaron un memorándum diplomático secreto actualmente conocido como “Acuerdo Taft-Katsura”. Contrario a los rumores, el memorándum no estableció ninguna política nueva sino que ratificó las posiciones públicas de ambas naciones.
La política exterior llevada a cabo por el Secretario de Estado Philander C. Knox se basaba en la diplomacia del dólar para alcanzar sus objetivos en América Latina y Asia Oriental a través del uso de su poder económico para garantizar préstamos al extranjero. El término, acuñado originalmente por el Presidente Theodore Roosevelt, fue utilizado con particular éxito en Venezuela, Nicaragua, Cuba, China y Liberia. A pesar de los éxitos, “la diplomacia del dólar” no pudo contrarrestar la inestabilidad económica y la marea revolucionaria en lugares como México, República Dominicana, Nicaragua, y China. Históricamente los latinoamericanos han mostrado su disconformidad con el papel que el gobierno de los Estados Unidos y las corporaciones norteamericanas han jugado en el uso del poder económico, diplomático y militar para abrir los mercados extranjeros.
En 1912, el Presidente William H. Taft afirmaba en relación con la política exterior de su país:
‘No está lejano el día en que tres banderas de barras y estrellas señalen en tres sitios equidistantes la extensión de nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. Todo el hemisferio será nuestro, de hecho como, en virtud de nuestra superioridad racial, ya es nuestro moralmente’.
Así fue durante el Siglo 20: EU dominó el continente por las buenas o por las malas a partir de 1918 (conclusión de la Primera Guerra Mundial, cuando la batuta global pasó de la Inglaterra endeudada y desangrada, a la pujante EU). Sólo que ahora los gringos tienen metida a la competencia (chinos, rusos, iraníes y vete tú a saber quién más) hasta la cocina. El sueño de Taft se desmorona aceleradamente. La buena noticia es que este imperio cae como han caído todos; la mala, es que con él se lleva el demonio (literalmente) al orden global anterior y se va a armar un mega desmadre mundial. Dios no agarre confesados.