c_dumois@cedem.com.mx
cedem.com.mx
¿Será que los modelos de negocio de plataforma son solo para los gigantes tecnológicos?
Ahora los casos de éxito se refieren a Google, Amazon y Apple en los Estados Unidos y a Alibaba y Tencent en China. Esos son los monstruos, los fenómenos, los portentos.
Arthur Yeung y Dave Ulrich son dos grandes pensadores del mundo de los negocios. Basados en sus experiencias escribieron un libro que recomiendo: Reinventando la Organización. Gran parte de sus ideas provienen de conocer a fondo estos gigantes tecnológicos de los Estados Unidos y China.
De esos prodigios tecnológicos no ha surgido ninguno en Europa. Buscando un ejemplo europeo notorio, encontraron una compañía fantástica, Supercell, firma finlandesa dedicada a crear juegos digitales para teléfonos móviles que todo el mundo juegue.
Podemos aprender mucho de esta extraordinaria empresa fundada hace 10 años. Tienen 5 oficinas en Europa, América y Asia. En total son 320 colaboradores y hasta ahora han logrado un valor de mercado de más de 10 mil millones de dólares. Eso sí que es crear valor, más de 30 millones de dólares por empleado. ¡Fuera de serie!
Para lograr ese nivel de éxito, los líderes de esta firma anticiparon la tendencia del internet móvil en 2010 y se enfocaron en el desarrollo de sus juegos en plataformas móviles, para poder distribuirlos de forma global, Supercell creó alianzas con gigantes tecnológicos como Amazon y Tencent.
Los líderes de esta empresa han concentrado a sus equipos de trabajo en la absoluta satisfacción del cliente. Los colaboradores son expertos “jugadores” de estos juegos digitales y comprenden profundamente la conducta de sus usuarios. Dicen: “La gente tiene que enamorarse de nuestros juegos desde el principio, y quedarse con ellos por mucho tiempo.”
Los fundadores se han comprometido con crear ambientes de trabajo que fomenten la innovación y la creatividad de pequeños equipos independientes, soportados por una plataforma sólida.
Estos pequeños equipos de trabajo, o células, son realmente autónomos. Cada juego es desarrollado por un equipo. El prefijo súper del nombre de la compañía alude a la plataforma, la sólida base central que provee a las células de lo que requieren para tener éxito: mercadeo, talento, finanzas y tecnología.
La relación entre la plataforma y las células es plana, no jerárquica. Cada célula comparte sus ideas con las demás y así se enriquecen y nutren con otras visiones y experiencias.
Con la firme intención de mantener pequeña su estructura humana, Supercell es rigurosa con sus procesos de contratación. Por ejemplo, para integrar diez artistas diseñadores, revisaron más de 10 mil currículos. De este modo, la empresa solo contrata personas extraordinarias y les da toda la libertad posible para crear.
Esta empresa empodera a sus talentos creativos y les da la oportunidad de experimentar sus ideas. Cuando un juego fracasa, el equipo celebra con champán y comparten sus aprendizajes con otras células.
Cuando a una persona genera una idea de un nuevo juego, convoca a otras personas que pueden ser de otras células. No necesitan aprobación de nadie para conformar sus equipos o cambiarse a otra célula.
Supercell ha creado muchos equipos interconectados que mueven libremente recursos hacia las mejores oportunidades. Todos gozan del apoyo de la plataforma que los une y les resuelve sus necesidades. La compañía sigue siendo la prioridad de todos, ya que sus incentivos dependen de la creación de valor del conjunto.
Para esta organización el valor cultural preminente es el respeto. “Todos respetamos y trabajamos con las ideas de los demás. Sabemos que conformando equipos unidos por una visión común construimos un futuro mejor para todos:”
Estos mismos principios que aplica esta pequeña compañía son los que se viven en las organizaciones de los gigantes tecnológicos. Estos lineamientos (objetivos claros y comunes, orientación al cliente, talentos sobresalientes, equipos cohesionados y sinérgicos, compromisos colectivos, autonomía decisoria, rapidez de movimiento de recursos) son los que propician la creación de valor en magnitudes radicalmente superiores.
La agilidad estratégica nos permite movernos en ambientes altamente cambiantes y nos faculta para crear valor en serio.
¿Estamos dispuestos a aprender?
Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.