Cuauhtémoc Celaya Corella
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Dos personajes, Inge, que tenían objetivos comunes y que durante los gobiernos de Calderón y Peña Nieto trabajaron bajo paradigmas similares, ahora se enfrentan y hacen públicas sus diferencias.
En lo particular me caía bien el sacerdote Solalinde, porque pensé que en el apoyo y estímulo que daba a la población migrante dignificaba su pontificado. No me caía bien Sicilia porque me daba la impresión de que a pesar de exigir justicia para su hijo, era un oportunista. Sin embargo Inge, me puse a leer sobre ambos personajes para conocerlos más, y encontré ciertas similitudes que acercaban a ambas personalidades.
Solalinde, basado en una posición religiosa de defensa del ser humano, Sicilia, es el poeta que buscaba detener las aberraciones de la autoridad que, se lanzaba contra la protesta de segmentos del pueblo que demandaban justicia y castigo para quienes trasgredían lo establecido en las leyes.
A ambos, las autoridades por medio de la policía, buscaba amedrentarlos para callarlos, para bajarlos de la ola de sus exigencias. Ambos sabían de las corruptelas, injusticias y abusos, y fueron perseguidos para que abandonaran sus reclamos. Ninguno lo hizo en su esfera de acción.
Hombres populares y conocidos en la región y en la nación, defensores de los derechos humanos y con una visión diferente y por encima de cualquier visión de político alguno, incluido el Presidente de la república.
Cuando caían a mis manos de ejemplares escritos, donde vinieran entrevistas, las leía. Eran los peligrosos tiempos del régimen de Calderón.
A Solalinde, el propio obispo de su diócesis le desanimaba en su intención de fundar la Casa albergue Hermanos en el Camino, ubicada en Ciudad Ixtepec, Oaxaca, que es lugar de refugio y descanso para quienes se internan en el territorio mexicano. Solalinde es un servidor de ellos, porque esa es la forma en que interpreta la tarea cristiana en el mundo. Habla de un Cristo humano y terrenal.
Lo cuidan cuatro guardaespaldas, que aceptó por ruego de la señora Margarita Zavala. Dichos guardias armados le acompañan en sus movimientos, a donde vaya.
Sicilia, aparece en escena en los mismos tiempos, con reclamos diferentes. Es la fuerza de sus obras lo que los hace juntarse. Sicilia reclama por la muerte de su hijo, asesinado con otros jóvenes en Temixco, Morelos, realiza una magna manifestación y pide en el mitin de la misma, la remoción del Secretario de Seguridad de Calderón, y demanda que la impunidad y corrupción sean combatidas, más otras solicitudes. Acuña la frase: “Estamos hasta la madre”.
El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad fue una respuesta de la sociedad civil de México, a la violencia que se vivía, como consecuencia de la guerra contra el narcotráfico, encabezado por el poeta, quien llamó a los mexicanos a manifestarse contra la violencia, tanto la que producen los grupos criminales como contra la de los cuerpos de seguridad del Estado Mexicano.
Así, ambos personajes por diferentes caminos, unieron sus reclamos de justicia y respeto por la sociedad, exigiendo al gobierno el cumplimiento de su deber.
Pero hoy, ambos están enfrentados. Solalinde por apoyar y creer en las políticas de López Obrador, Sicilia por no creer y no apoyar las políticas de López Obrador.
Las maniobras que desde Palacio Nacional, todas las mañanas se entretejen para dividir a la sociedad, y para enfrentar a las capas sociales y hacer del divide y vencerás la política de apoyo a lo que llaman una cuarta transformación, comienza a dar frutos. Hoy enfrenta a quienes ayer, luchaban por propósitos comunes de defensa social. Y seguro, quien es el autor intelectual de este estado de confrontación, debe de estar satisfecho al ver que poco a poco y día a día, va ganado terreno, para después dejar caer el golpe demoledor.
Después serán los jóvenes estudiantes, las familias, las religiones, quienes, como ahora Solalinde y Sicilia se enfrentan, llevarán a cabo acciones que les confronten en diferentes escenarios, como fruto de eso que se está tejiendo desde palacio, todas las mañanas, y que se atiza con adjetivos diversos en donde unos son los buenos y dóciles, y otros los malvados. Y hasta grupos religiosos se suman a este enfrentamiento, por ahora verbal.
Perdimos a Solalinde, reza una pancarta en una manifestación. Yo agregaría, no hemos ganado a Sicilia.
VERGÜENZA: De los tres pilares de la doctrina AMLO, uno es, no robar. Pues resulta que el embajador mexicano en Argentina, de nombre Óscar Ricardo Valero, fue filmado robándose un libro en la librería El Ateneo. El video se subió a las redes, Inge, y llevaba hasta mediados de semana más de medio millón de reproducciones. Una vergüenza para todo México. Dicen que el Presidente defendió al embajador. No lo creo, pero si lo hizo, ¿Qué puede esperarse entonces del de Macuspana?